Bueno en lo fundamental

Hacía ya 7 u 8 años que no visitaba este restaurante, y como no tenía mal recuerdo, hemos vuelto a comer en él. La decoración ha cambiado y mejorado considerablemente, no así otros apartados, como la mala organización del servicio de sala, que sigue como antes, o la carta, que mantiene muchas de sus propuestas. Respecto al tema del servicio, éste no es del nivel que corresponde a un local que se supone es uno de los mejores de La Rioja. El personal es amable y voluntarioso, pero los despistes son continuos: la carta de vinos nos la traen cuando ya se estaban sirviendo los entrantes, los segundos nos lo traen a destiempo, con demasiados minutos de diferencia entre unos y otros, la salsa de uno de los platos no la traen hasta que les recordamos que nos falta y, como colofón, en la cajita en la que te traen la cuenta aparece, junto con la nuestra, la cuenta y ¡la propina! de otra mesa (increible). Respecto a su cocina, tiene un buen nivel, pero hay detalles, que luego comentaré, que podrían mejorar sin mucho esfuerzo. Pedimos lo siguiente:
- Crema de patatas a la riojana con espuma de piquillos: es uno de sus platos más emblemáticos, y está muy bueno. La cantidad servida es algo exagerada (se supone que es un primer plato y que luego vas a comer, al menos, un segundo y un postre), y aunque a nadie obligan a acabarse el plato, la estética de éste ganaría muchos enteros reduciendo la ración.
- Sopa de guisantes a la menta con ravioli de tocino y langostinos: exquisito, aunque hubiera sido deseable que a los langostinos, que aparecían abiertos a la mitad, les hubieran retirado el intestino, que quedaba muy visible.
- Bacalao a la brasa con cebolla confitada: nos gustó el pescado, en su punto y de enormes láminas. El acompañamiento nos dejó algo indiferentes.
- Papada de cerdo confitada con cigalas sobre crema de mango: el plato que menos nos gustó. Le sobra toda la lechuga, que ocupa la mitad del plato. El precio, 24€, no se corresponde con lo servido.
- Torrija caramelizada con crema y helado de arroz con leche: excelente, aunque hay que mencionar que parte del pan estaba sin empapar del todo de leche. A pesar de ello, volvería a pedirla, pues la torrija es un postre al que le perdono todo.
- Pastel caliente de chocolate con especias: muy bueno.
El apartado del vino está muy bien llevado en este restaurante. Su carta es amplia, y aunque centrada en los riojas, aparecen también muchas referencias de otras denominaciones. Los precios, además, son competitivos.

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