En su momento fue un gran descubrimiento y lo visitaba una media de dos veces al mes. Una comida exquisita y distinta. Productos de la región de la Basilicata que Lucio -dueño y alma del restaurante- te explicaba con pasión e inteligencia.
Pero Lucio vendio el negocio para concentrarse en el local que tiene en Berlin. Se lo vendió a la cocinera y nos insistió a todos que nada cambiaba. El nombre lo hizo ligeramente (ahora es "L'Osteria del Contadino") pero ni la decoración, ni el concepto lo han hecho.
Sin embargo, sin Lucio, no es lo mismo. La comida sigue siendo buena, pero ya nadie te recomienda qué debes pedir o ya no puedes trasladar la decisión sobre qué vino elegir.
La caponata sigue siendo la misma.
Y la pasta con salsa fuera de lo común también.
Para quien no conoció el anterior, es restaurante italiano bueno y distinto.
Para los que sí, debemos mentalizarnos que vamos a otro sitio y seguro que, aunque tal vez menos que antes, seguiremos acudiendo.