Restaurante indo-paquistaní bien ambientado con fuentes, techos tapizados

Restaurante indo-paquistaní bien ambientado con fuentes, techos tapizados estilo jaima y arcos ojivales. Las sillas algo incómodas pero aceptables.
Cocina tradicional de esta región bien elaborada, presentaciones sencillas, una extensa carta donde elegir diferentes platos típicos y un servicio más que correcto que te informa y ayuda a confeccionar el menú, cosa que se agradece, pese a ser un gran aficionado a esta cocina.
Carta de vinos correcta, predecible y algo insulsa pero con unos espumosos a buen precio que te salvan la noche. Las copas y el servicio del vino los dejaremos a un lado, aunque no creo que sea el restaurante al que le debamos exigir estos servicios.
En resumen, un local indispensable para quien le guste esta cocina especiada y, opcionalmente, picante con una excelente RCP.