Para bien y para mal, Non Solo Pizza, sigue igual que cuando, por razones de trabajo, iba de forma regular. Local sencillo, la misma carta y el mismo dueño.
Desde hace unas semanas, el destino me ha llevado a trabajar nuevamente a un sitio cercano y yo he recuperado el hábito de mi visita semanal.
Hay dos mejoras significativas: el local ya no está lleno de humo (aunque el mérito no es suyo...)y han aligerado su dogmatismo italiano. Me explico: antes (hablo de hace 13-15 años) conseguir unos spaguetti a l'arrabiata era misión casi imposible. Si te gusta l'arrabiata debes comer penne, me insistían. Y a mi me gusta l'arrabiata pero la prefiero con spaguetti. En mi retorno, cuando con miedo a la reacción pedí si era posible esta pequeña variación, me conetsaron con toda la simpatía que no había ningún problema. Ahora mi problema es que me gustan tanto que siempre acabo pidiendo lo mismo. Hasta que hoy me he ganado la batalla a mi deseo y he comido unos rigattoni a la ragu también muy buenos.
Pero mi plato sigue siendo los spaguetti a l'arrabiata. Sabrosos, muy picantes, con la pasta al dente (vale la pena la espera...: si pudiesen reducir un poco el aceinte serían de 10. Como les queda un exceso, lo dejo en un 9,5.
Con un plato quedas muy bien y puedes seguir trabajando. Yo lo acompaño de una caña y de un café. El día que pedí una copa de vino de la casa, me arrepentí: caro y no muy bueno.
Los jóvenes italianos que sirven son amables y se preocupan de tu bienestar (nada de mezquindades con que un solo comensal ocupe una mesa de cuatro)