Restaurante con decoracion de finales de los sesenta y principios de los setenta. Aparte de la decoracion acustica muy deficiente siendo dificil el poder mantener una conversación. Lo recordaba como bueno en arroces, pero ......o han tenido un mal día o no es lo que era. Entrantes gemelos de los que sirven en el salon del Alameda (localizado arriba y perteneciente al mismo grupo). Es decir fritos de congelados y materia prima bastante deficitaria. Arroces (probamos el de bogavante y el del "senyoret" algo pasados de coccion y bastante insipidos. Postres industriales y con abundancia de gelatina. Carta de vinos que da la sensación que la tienen porque hace falta tenerla. Copas muy deficitarias. La recepcionista y el maitre parece que te hacen un favor dejandote comer allí. Por el contrario el camarero muy amable, atento, servicial y profesional. Para comer arroz hay otros muchos restaurantes. Y para comer el resto de la carta lo mejor es esperar a ir a un banquete del Alameda. No volveré