Totalmente de acuerdo con el comentario de Manuel en lo del entorno y en lo del vino.
En lo que no estoy de acuerdo con mi amigo Manuel, es en lo de la comida.
El pastel de cebolla está de muerte, (7,50 €)
El Foie muy bueno, (12,10 €)
Ensalada de Arengada (8,25 €)
Jamón de Pato, (8,80 €)
Pollo con ciruelas, espectacular (9,90 €)
Carpaccio de Pato 9,90 €)
Pato con higos, exquisito (11,50 €)
Vino Viñas Gain Artad (19 €) en vasos de GT
Postres, café.. TOTAL 101,38 €
Visitamos en el día de hoy este curioso restaurante. Es de esos lugares que su decoración, el pueblo y el servicio merecen mención de comentarse y valorarse.Pero lo más importante el plato y el vino es deficiente.Con cocina de la tierra, pero sabor,gusto y calidad no se corresponde con los objetivos que esperabamos. Raciones generosas pero faltas de esencia en sus platos, lo mejor , es verdad los postres, pero la cocina, lo siento, no.Para tres comensales; Canelones, pastel de cebolla y ensalada de chicharrones,y de segundos platos callos, filetes una con salsa de anchoas y otro con otra salsa,y de postres sorbete de higos y pastel de carquinyolis.Deficiente servicio de vino, sin copas, carta de vinos justita con referencias comerciales, riojas, riberas y ampurdán.
No volveremos, no lo aconsejo.
Hace tiempo que soy cliente de la Barretina, uno de esos restaurantes que recomiendas solo a los amigos íntimos, advirtiéndoles egoístamente, que no se lo digan a nadie para que no se masifique.
Realmente encantador, romántico y muy acogedor.
Los platos que yo destacaría son los de “chup, chup” sobre todo el pato.
Con tanta polémica sobre la cocina tradicional, nos entró hambre de fonda, y siguiendo las indicaciones del comentario anterior, fuimos a probar La Barretina.
El lugar y los alrededores son sedantes, de paisajes amplios y verdes. Además, desde la plaza del pueblo de Orfes, hay unas indicaciones para hacer una pequeña excursión a unas reclusas sobre las que se desliza el Fluvià,entre muchas tonalidades de verde. ¿No es esto un lujo?. En cuanto a La Barretina, un lugar que es justamente lo que pretende ser, la fonda en la que los turistas escasean y la gente del país disfruta de su restaurante y las comidas que conocen. A decir verdad, hay algunas libertades creativas, pero con todo lo que proponen de tradicional, sobra y basta. Nos apuntamos al pastel de cebolla; bueno y sorprendente; la escalivada, los canelones y el filete de buey. Pero nos quedan cosas para una próxima visita.
El servicio del vino, amable, dispuesto, pero con las limitaciones de una fonda. Un Remelluri reserva, servido en copas grandes y más que adecuadas. Bien.
En los postres, entre moscatel y vi ranci, decidimos que, en adelante, haremos una "guia" de los lugares más tradicionales del país. Ya os iré contando.
(El precio por persona, lo pongo sin vino)
Antigua fonda del pueblo, restaurada manteniendo todo su encanto;a destacar el patio interior, con una pequeña fuente, donde los fumadores tienen su espacio(al natural). comentar que, cuando entras, has de subir unas escaleras estrechas y llamar al timbre para que te abran.
Se trata de uno de los restaurantes preferidos de mi padre, raciones generosas de platos caseros; razón por la que he comido aquí múltiples veces.
Destacaria el pastel de cebolla, los pimientos de piquillo rellenos con salsa de espinacas o los canelones. En los segundos el problema es escoger, pollo de payés a la catalana, platillo de ternera con setas, solomillo de buey con salsa de ceps, cabrito al horno con verduritas... Aunque realmente destacaria el pastel de cebolla, delicioso, si te gusta la cebolla no lo dudes je!je!
Entre los postres la tatin de manzana, el coulant de xocolate. El propietario, durante los postres te trae dos botellas: una con vino rancio y la otra con moscatel acompañadas por frutos secos, como "detalle" de la casa (típico postre catalán conocido como "músic").
Espero que os guste!!
El precio varia un poco dependiendo de lo que pidas. El próximo día que vaya guardo el tiquet y especifico más; pero acostumbra a salir por unos 30E.