Hubiésemos cambiado, pero los más de 40º C a la sombra y la proximidad de la piscina nos hicieron repetir. Esta vez, a la carta y con vino traído por nosotros.

Otro almuerzo ligerito para tres. Empezamos con unos platos para compartir:

- Gambas saladas (9,75 €) - Se han inventado algo llamado "La lonja del marisco", una marisquería que parece ser abren los fines de semana en uno de los salones del hotel. No llegamos a verla abierta. Pregunté y me dijeron que traían el marisco de Huelva. Después de ver el marisco de la carta, dudo que todo venga de Huelva, especialmente la gamba de Garrucha. Las gambas que tomamos, de tamaño mediano y bien de sabor.

- Revuelto de trigueros (9,70 €) - Bien.

- Berenjenas a la miel (9,50 €) - Algo blanduchas.

De segundo (estábamos a más de 40º C a la sombra y el comedor no estaba fresquito precisamente), los tres tomamos un buen salmorejo (7,20 €).

Solo un postre. Una mousse de chocolate (3 €) correcta.

Para beber, además del vino que trajimos, una botella de agua de 1 l. (2,40 €) y otra de medio litro (1,60 €).

Completaron la cuenta dos servicios de un pan normalito (0,90 €/ud.).

La verdad, no me pareció para recomendarlo...

Cuatro años sin ir y han cambiado a todo el personal. Por lo demás, más o menos igual. Había bastante gente debido a que se celebran las fiestas del patrón.

Almuerzo ligero para tres:

Empezamos con unos primeros. Gazpacho blanco, con manzana y cargadito de vinagre, como a mí me gusta, y salmorejo, muy bueno. Nos cobraron un menú (11 €) más medio menú (8,50 €).

Reservamos una paella mixta (18,40 €) para dos por teléfono. Nada más probarla sospeché que habían cambiado al cocinero. El anterior no había dejado el arroz al punto en varios lustros que hace que vamos, pero hacía unas paellas sabrosonas, similares a las que hacen mis tías, con el arroz un poco pasado. El actual, arroz al punto pero insípido. El tamaño, más o menos igual. Costó acabarla.

De postre, una leche frita (4 €) muy buena.

Para beber, una botella de agua de 1 l. (2,40 €) y una botella de vino de tinaja La primilla (14 €) algo falta de frío para mi gusto. Las copas no han mejorado...

Se nota que el personal no tiene mucha experiencia. Servicio bastante lento y falto de coordinación.

Han reformado la parte del bar-restaurante, haciendo más pequeño el comedor. De esta forma ha mejorado sustancialmente la temperatura. Por lo demás, igual que en nuestra anterior visita. Sigue teniendo una carta corta, a la que han añadido un menú diario.

Almorzamos dos veces durante nuestra estancia en el hotel. El menú, según lo esperado por menos de 40 euros los 4. Platos sencillos y raciones tirando a generosas. Me incluyeron sin cargo un revuelto de espárragos y jamón de la carta. Presentado en un timbal con el huevo bastante seco y pasado.

Para el segundo almuerzo encargamos una paella al cocinero, a la que añadimos unos insípidos gazpachos de primero. Muy buena la paella si se es consciente del gusto local: tenía un charco de aceite en el fondo, igualito que las que preparan mis tías :-) Paella mixta de carne y pescado muy sabrosa y de tamaño más que generoso. Pedimos para 3, salieron 5 platos colmados y todavía sobró. La cuenta apenas subió un euro más que en el almuerzo anterior.

Escarmentado de anteriores visitas, tomamos vino que habíamos traído de casa y que tuvieron la amabilidad de guardarnos en un frigorífico de la cocina. Nos facilitaron la cubitera y no nos cobraron nada por el servicio, lo que también les agradezco.

Resumiendo, recomiendo pedir una paella y un vino blanco de la zona bien fresquito para acompañarla. Sale barato y la paella, teniendo en cuenta lo que he comentado anteriormente, está riquísima. Por cierto, también las preparan para llevar.

El restaurante del hotel Don Gonzalo fue uno de los restaurantes de referencia en Montilla, pero esta última visita me ha decepcionado mucho. Carta corta y apenas sin interés. Algunos platos de la carta no estaban disponibles.

Decoración clásica-rural, con predominio de la madera y mobiliario tradicional. Mesas amplias y espaciadas. Vajilla, cristalería y cubiertos acorde al lugar. Servicio escaso y lento.

El vino estaba a temperatura ambiente; es decir, muy caliente. Después de media hora de cubitera, todavía no estaba a buena temperatura. No lo decantaron, pese a que la botella lo recomendaba. Tienen una muy buena representación de vinos de la D.O. Montilla-Moriles y unos cuantos vinos de los tradicionales de Rioja y Ribera de Duero.

Tomamos salmorejo de primero, servido en unos cuencos que no me gustaron nada. Antes lo servían en un plato sopero, mucho más agradable para comer.
Las carnes -presa ibérica, entrecot y churrasco- irregulares. Bien el churrasco, pero la presa y el entrecot, pasados y algo duros. Guarniciones algo escasas, aunque buenas. Melón para uno, de postre. Agua, una botella de Los Omeya Roble y, como no, el pan de los tres.

Espero que sea culpa de la crisis, porque el salmorejo es de lo mejorcito de los alrededores... sin olvidar las alcachofas a la montillana.

A fecha de hoy es preferible tomarse unas tapas en la cafetería del hotel. Carta más amplia e iguales, incluso mejores, calidad y precio.

P.D. Sudé muchísimo durante el almuerzo... Igual tuvo algo que ver que éramos pocas mesas para un local tan grande... ¡Dichosa crisis!