Lo primero: Reconozco que acudí a este bar-rstaurante por recomendaciones personales directas que ponían por las nubes la chuleta de este establecimiento.
Es por ello que hablo de decepción pero respetando a las personas que creo que sinceramente tienen otra opinión y, que, por otra parte, llenan muchos días el comedor de este negocio.
Está ubicado en un entorno de ambiente de bares y restaurantes clásicos de Bilbao: Gregorio de la Revilla, Plaza Campuzano, Pozas, Maestro Garcia Rivero... Para destacar en este entorno tendrías que ofrecer algo sobresaliente.
El local es amplio como bar, con buena barra de pinchos, pero el comedor como tal es agoviante: como un largo vagón de tren con mesas a ambos lados y pasillo estrecho en el centro. La ventana cerrada que da a la calle en un extremo y una especie de reservado en el otro.
Decoración actualizada pero destaca el alto nivel sonoro. Pienso que puede ser esto lo que a algunos guste, pero es un ruido excesivamente reververante que no permite una comida relajada.
La carta es corta señalando bien sus puntos fuertes: mollejas y chuleta.
La carta de vinos más que amplia, pero el servicio nefasto: te ofrecen un baron de ley 'superior' porque lo tienen de promoción. Dices que bien y te plantan la botella en la mesa sin más comentario.
El servicio es cortés pero no da pié a ningun comentario ni explicación.
Probamos las mollejas. Fritas, rebozdas. Se dejaban comer bien pero nada sobresaliente. Las láminas de ajo frito que las acompañaban estaban inmasticables. Serían del día anterior, como poco.
Y llegamos a la carne. Es de Alemania? no lo sé pero no tiene sabor. No tiene sabor a carne. Tiene un recargado sabor a humo. Piensas: cómo sabe a humo si se comenta que lo hacen a la plancha. No pregunto porque no hay ambiente para ello. Los camareros distantes y el ruido ambiente haría que tuviera que levantar el tono.
De postre una panchineta lamentable y un escocés que casi no tenía nada de whisky..
Y dicen que es de lo mejor de Bilbao. Qué bajo estamos cayendo.

Clásico, renovado muy recientemente, local en el centro muy de moda desde siempre, especialidad la chuleta de vaca.

Local lleno, pese a la actual situación tiene muy buena salud, de hay que se han metido en una bonita reforma, gente comiendo o mas bien picando en la barra y comedor lleno, tampoco es muy grande.

Comida tradicional, empezamos con unas vainas con jamoncito ricas sin más, luego unas mollejitas de cordero rebozadas, en trozos pequeños, lo mejor sin duda de la noche, como pipas, no se podía parar.

Unos buenos trozos de merluza para compartir, yo me he acostumbrado a comer el pescado menos hecho, pero sin duda buena merluza.

Unos pimientos de gernika, muy buenos y lo mas esperado por mi la chuleta, decir que con muy buena pinta, pero sin apenas sabor fue el chasco de la noche.

Los amigos con los que fui, que van muchísimo a cenar, dicen que fue casualidad que suele estar mejor.

Postre, tarta de queso, correcta y para beber crianza viña Alberdi, un clásico en mágnum, nos pimplamos tres mágnum entre siete, cada uno a 28€+ iva.

Todos tomamos gin-tonic, menos un que tomo ron, nos convidaron, yo creo que como van mucho y le comentaron lo de la chuleta, se tiro el largo, nos comento que no sabia porque pero en esta época la carne que traen de Alemania, viene con menos sabor, si es verdad que yo era la primera vez que iba y coincidió, ya que me comentaron estos que no era normal que tuviese tan poco sabor.

Carta de vinos con bastante variedad y muy buenas referencias.

Por lo que tendré que darle una segunda oportunidad, la chuleta a 36€+iva, la media mas o menos de por aquí, hay que recuerdos de esas chuletas en Galicia exquisitas y a buen precio, carne, marisco, vinos, que ganas tengo de volver.

Sin complicaciones y al grano. En este ruidoso local se papea una de las mejores chuletas que se pueda uno meter en el cuerpo teniendo en cuenta que no hay brasa sino plancha. Algunos ni lo notarían. acompañada de una buena ración de patatas fritas caseras. Tampoco hay que perderse sus mollejas fritas al ajillo. Pura delicia. Por lo demás atacan con maestría los clásicos de la cocina vasca. Bacalao, cogote y algún guiso más. De esos sitios de ir a COMER. dispone de menú del día a mediodía. De los vinos Riojitis pero muy extensa y guardados en cava. Copa correcta y servicio amable. En estos tiempos de crisis el local siempre está lleno y no es precisamente barato tampoco especialmente caro. Por algo será.
No me gusta el puntuar. En tiempos de la escuela yo le daría un notable a pesar de que el entorno es mejorable y la carta de vinos se puede ampliar. Ojo siempre hay algún caldo que no aparece en carta