Viaje por el vino

Local con esencia, fundado en 1900. Realmente no sabía en que apartado ponerlo. En realidad es un despacho de vinos donde lo único sólido que te dan son dos aceiunas por copa. Cantidad estudiada, más quita las ganas de beber, menos te puede sentar mal el vino. Es un pequeño local donde lo que más llama la atención al entrar son sus viejas barricas con sus olores, la extraordinaria colección de botellas de manzanilla y los antiguos carteles de toros. Tienen barricas bicentenarias donde crian el vino. Lo mejor que se puede hacer, o lo que recomiendo a quien lo visite, es que se deje llevar por José, hijo de Don Miguel y tercera generación, y que de su mano haga un recorrido por las edades del vino, desde la manzanilla fina hasta el amontillado viejo. No dude en preguntar, siempre contestan a cualquier pregunta sobre el vino con amabilidad y creo que incluso gratitud por apreciar lo que hacen. En la trastienda tienen la barricas más viejas, seguro que las muestran si preguntais.

Otro detalle es que aquí el vino no esta filtrado por lo que lleva flor. Esto lo hace idóneo para aquellos que queremos tener un pequeño barrilito en casa ya que te embotellan lo que quieras llevarte. Aconsejo mirar la web, es muy completita. Además de los vinos de la casa se puede disfrutar de cualquier otro de los vinos de la tierra; palo cortado, pedro ximenez, olorosos...

No espereis encontrar carta de vinos ni varidad, lo que hay es lo que se ve. Ellos trabajan sus vinos y es lo que ofrecen.