volvemos a este restaurante un año después esperando ver cambios, que no vemos.
nos recibe una persona de la casa con una carpeta llena de facturas... "bonita entrada", bastante ocupada....
entramos y nos disponemos a tapear....
volvemos a encontrar cosas rotas y en mal estado...desde la botella de aceite (mucha marca La Boella) que lleva un buen golpe en el tapón, hasta las pizarras de las raciones y tapas, que llevan un desgaste impropio de tan poco tiempo funcionando.
la mantelería sigue siendo moderna....tapete deshilachado y adelante...
el servicio es amable pero el ritmo anárquico...
cinco tapas pueden venir de golpe y luego tener la sensación de que estás desaparecido...supongo que lo de "marchar" platos es más complicado de lo que parece....
la calidad de alguna tapa (tortilla de patatas) es más que justa, y eso que se vende como recién hecha...le falta un punto de sal...
el pan con tomate no parece huntado sino más bien "bañado" con tomate rallado....
servicio del vino justo y sin magia
en resumen.... la sensación de que de padres a hijos las estrellas no se heredan y aquí no quieren ganársela.
buenas noches Jerónimo, disculpa el retraso.
la verdad es que es un poco decepcionante, por no decir mucho....
un abrazo
rs
Y mira que empezaron bien, yo creo que murieron de éxito.
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