Este restaurante esta sito dentro de la Ciudad del Vino que ha montado la bodega Marques de Riscal en Elciego. La verdad es que impresiona el edificio ideado por Frank Gerhy.

Aparte del hotel, existen dos restaurantes, uno tipo bistro, con cocina traficional de la zona y el gastronomico. Yo conocí èste. situado en la segunda planta, con buenas vista sobre los viñedos y el pueblo del Elciego. Todo de diseño, sillas, mesas, mantelería de hilo, buneas copas Riedel y vajilla "ad hoc".

Carta de vinos con todas las referencias de Riscal y otras, resulta mas que suficiente. Carta y menú gastronomico a 90 €. Carta de producto, creativa hasta cierto punto y eso si, moderna en cuanto a las tecnicas mas avanzadas. El ideologo de esta carta es Francis Paniego, del restaurante Echaurren con el brazo ejecutor de su discipulo mas aventajado, Jose Ramón Piñeiro.

De snaks nosp pusieron un hojaldre de pipas y un palito de aceitunas negras

Dos tapitas, una terrina de queso con miel y unas croquetas de jamón.

Tomamos un huevo cocido a baja temperatura con verduras y una ensalada de vieiras con puré de manzana como entrantes. Bien, sin estridencias.

De plato fuerte, un costillar de cordero con confitura de cebolla, esplendidamente ejecutado y un timbal de láminas de bacalao, muy bueno.
De postre una especie de mousse de queso fresco con frambuesas y su jugo. Excelente.

Para beber un Marques de Riscal reserva a 28.00 €

Los cafes los tomamos en la tercera planta que hay un salón para fumadores y una terraza para tomar el fresco.

Tras visitar las instalaciones de la bodega decidimos comer en el restaurante regentado por el chef del Portal de Echaurren. El comedor, al que se acede de modo independiente desde la planta baja por medio de un ascensor, resulta impactante pero a su vez destella cierta sensación de enclaustramiento; parece pequeño y forzado.

Las mesas, la mantelería, la cristaleria y la cubertería, como cabe esperar de un lugar así, combinan calidad y diseño a partes iguales. El servicio excepcional, muy atento aunque algo rígido y rimbombante, posiblemente debido a su inexperiencia y a su afan por hacerlo bien. Soy más partidario de un servicio profesional, discreto y sobre todo natural y cercano, sea cual sea el local en el que nos encontremos.

La comida, bien. Puedo decir que salí satisfecho. El huevo a baja temperatura con trufa y hongos fue quizá el plato más flojo. Destacable el risotto de hongos. Los platos de carne, que es lo que comimos todos los comensales, resultaron un poco extridentes, como si no encajara el producto principal con su acompañamiento y presentancion. Los postres correctos.

En cuanto al precio, lo esperado en un sitio de estos, pero tampoco excesivo. Tengan en cuenta que es el restaurante gastronómico de un 5* perteneciente a la cadena "The Luxury Collection".

El edificio de Gehry es espectacular, la comida de Echaurren no tanto. Éramos un grupo numeroso y tomamos un menú. Como entrantes había algunos muy ricos (cigala con arroz?). Otros eran simples croquetas correctamente elaboradas. La medias raciones de pescado y de carne no pasaron de merluza rebozada y carrillera de cordero. El postre normalito. Poca creatividad, decepción. El servicio sin embargo sobresaliente. No se servía a ningún caballero hasta que no estaba servida la última de la señoras y se atendía con prontitud.
Para beber empezamos con Riscal 1860 (10€) un crianza muy agradable y seguimos con Barón de Chirel (58€) que nos pareció esplendido. Con el postre tomamos una mistela de la zona. Restaurante estrictamente no fumador; sólo nos quedó rematar con cafés y miñardíes.
En resumen, 110 € por comensal. Si valoramos la arquitectura del Sr. Gehry y comer contemplando las volutas (¿se dice así?) del tejado con los viñedos al fondo la cosa mejora. Si añadimos la visita guiada a las bodegas puede que dicha cantidad merezca la pena. Pero si sólo valoramos lo gastronómico en Rioja hay decenas de sitios donde se come mejor por la mitad de precio.