Veranito

Nuevo verano y reunión del grupo que nos gusta comer arrocito pero como ahora se hace más agradable la cena que la comida y andamos en época vacacional, pus cena y no de arroz.
Local ya con solera en la zona, con una terraza muy agradable y con mesas y decoración elegantes. Un servicio en sala(exterior) tan voluntarios como inexperto.

Seis para cenar con unas cervezas de entrada y agua Santolin sin gas mientras vemos las cartas. La de comida con bastantes cosas para compartir y especialidad en bacalao, habiendo suficiente de todo. Carta de vinos con suficientes opciones, predominio de valencianos y hasta varios cavas y los clásicos champagnes; precios mejor que la media; servicio bien de temperatura, dado a catar y autoservicio.

Pensando en tomar al menos dos botellas de vino, pedimos un blanco, El Angosto Blanco 2013. Dado que había quien solo quería tinto, solicitamos La Cueva del Pecado; tras bastantes minutos y ya los entrantes servidos, reclamamos el vino y nos dicen que no hay. Pedimos Trilogía 2009 y al final lo traen.

Entrantes: 3 de surtido de croquetas (5) siendo de morcilla, chipirones, marisco, cocido y cabrales. En general sabrosas y notables.
Coca de cigalas (6) con cebolla confitada y queso caramelizado; se trata de un hojaldre complicado de comer y de partir, pues si es con la mano gotea el contenido y si es con cuchillo se rompe entero; de sabor correcto sin más.

De principales 5 de bacalao frito con cebolla confitada y concentrado de tomate (ketchup). Debo advertir porque hubo algo de despago que el bacalao en realidad no es un trozo (lomo) de bacalao, sino 5 bolitas de bacalao rebozado y frito con muy buen sabor pero quien no lo conoce espera un lomo de bacalao, por tanto ración corta.
La otra opción fue una de carrillera de ternera, tampoco en ración generosa (1 carrillera), bien estofada.

Como la cosa no fue muy rápida ya que además la terraza estaba llena y parte del comedor interior, pues nos habíamos acabado el vino, así que para los postres estábamos pensando qué, cuando se puso a lloviznar y aprovechamos que alguna mesa se había vaciado en el interior para, amablemente, tomar el postre dentro.
Para el postre pedimos un cava que nos gusta y habíamos visto en la carta: Privat Laietà Brut Gran Reserva 2010. Nos remiten al de sala "que sabe" y nos dice que de cavas tiene "Viuda Cliquot y Moet". Tras comentar que no son cavas, insistimos en el que queremos y al final, lo traen y lo sirven en todas las copas sin preguntar ni catar.

De postre torrija con horchata, sobre una sopa de horchata la torrija con buen resultado (pero sin hacer comparaciones con otras versiones).
Coulant de chocolate, notable. Con la torrija, lo mejor
Espumoso de queso con frutos rojos: muy contundente por el tamaño, pues en vaso de agua y hasta la mitad significa una ración más que amplia.
Leche frita: bien resuelta, dos piezas.

No hubo opción de chupitos ni mistelas. No tomamos cafés. Nos fuimos a la casa cercana para hacer la sobremesa, y nos abrimos un Moet para brindar para que cuando estemos mal, estemos como en ese momento: recien inaguradas las vacaciones. Pusimos fecha para el arrocito próximo. Muy próximo.

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