Primera visita a El Roser 2 y no creo que sea la última. A pesar de tener casa cerca de L’Escala y visitar este pueblo dos o tres veces cada verano no había estado nunca en este restaurante, familiar y en una localización privilegiada.
Sus enormes ventanales permiten una visión de la bahía de Roses increíble.
Al entrar tienes la percepción que la cena será un éxito. Mesas separadas y muy bien vestidas, cristalería Riedel, equipo amable y profesional, …
Carta que combina platos típicos marineros con propuestas más innovadoras y carta de vinos muy completa. A destacar que al final de la cena nos presentaron una completísima carta de cafés, infusiones y tés.
Escogimos varios platos para compartir. Ostras muy frescas de sabor equilibrado, anchoas XL con pan con tomate (que combinación más sencilla y de lujo), calamares a la romana, pescadito variado frito “morralla”, “sepietes” con ajo y perejil. Todo ello acompañado de un Ekam, blanco de Castell d’Encús, Riesling y albariño, vino para quitarse el sombrero.
De postres, unas bolas de helado a destacar el de piñones y el de leche de oveja ripollesa.
Muy bien atendidos, calidad en todos los platos, ubicación inmejorable. Para volver y probar alguno de sus platos de cocina tradicional.