Clásico, clásico.

Cena con compañeros de trabajo entre semana.

entorno clásico, muy bien decorado si te gustan las salas de madera, buena separación entre mesas, y buena atención del personal.

Entrantes: gambas al ajillo (muy flojas e incluso templadas); anchoas con tomate (lo mismo); Steak tartar (inmejorable, en su punto, lo mejor sin duda de todo lo que pedimos).

Como platos principales: Solomillo, jugosísimo según el compañero. Buena materia prima; suquet de lubina y gambas (demasiado ennatado a mi gusto, normal); merluza con almejas y otro que no recuerdo.

De postres: sorbertes de helado variados (muy buenos), crepes (excelentes) y helado de vainilla con chocolate que estaba delicioso según los compañeros.

se te queda un regusto irregular, con platos no conseguidos en absoluto, otros de calidad media y otros de lo mejorcito que he probado en Valencia.

Bebimos Mauro, a 36 euros (un poco elevado pero no defrauda). El servicio del vino correcto y atento.

Lo mejor el steak tartar y el servicio.

Lo peor: Algunos platos no son dignos de un restaurante así.

El precio, a mi gusto por encima de la calidad/cantidad de lo que tomamos.

Tengo que volver a afianzar o cambiar esta opinión.

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