Solo apto para apasionados de la mejor materia prima

Empezaré por el final: Genial, repetiremos seguro! Después de estar allí por primera vez, además de corroborar que Alicio y su familia son unos devotos de la mejor materia prima y que cocinan con auténtico primor, tengo la certeza que otro de los objetivos del Ibai es pasar absolutamente desapercibido para cualquier comensal que no vaya escudriñando nuevos restaurantes donde experimentar maravillosas sensaciones, pues da la impresión que tengas que descifrar una serie de claves para llegar a él. Cuántas veces habré pasado por delante de tan transitada calle sin prestar la más mínima atención al modesto bar que se anuncia delante del Banco Pastor, con una barra con cuatro pinchos para los que pasen por allí, y por allí nos dejamos caer el día anterior con el claro objetivo de reservar mesa para el 4 de enero. Llegado el momento, un taburete colocado delante de la puerta impide que nadie ose entrar ni siquiera para hacer un socorrido vermú, a menos que tengas mesa reservada allí. El comedor en el sótano con una chimenea flanqueada principalmente por privilegiados caldos franceses ya degustados, y únicamente 8 mesas, y justamente fuimos en total 8 los que estuvimos allí ese día, de los cuales solo para nosotros 2 era la primera vez. Te atienden los 3 (Juantxo, su hermano, Alicio y su encantadora esposa -creo- Isabel quien comanda el salón), Alicio te canta lo que tiene para ese día: verdura de temporada (alcachofas con cardo y borraja), revuelto de patata con trufa, kokotxas servidas de tres formas (confitadas, rebozadas o en salsa verde), mero sobre lecho de patata, angulas, lenguado mínimo para dos y merluza a la koskera "Hoy no hay gran cosa comenta con una leve sonrisa", suficiente para nosotros! Nos decantamos por la verdura: Exquisita! las Kokotxas: Sin duda de las mejores que he probado, y no nos atrevimos con el lenguado: Mea culpa! pero si con el Mero y la Koskera: muy buenos. Los platos son generosos (8 espectaculares kokotxas por cabeza es un claro ejemplo), por lo que el precio final me parece más que justo. El saloncito es austero, con un mueble auxiliar de los años 80 y un tanto desordenado, por lo que abstenerse de acudir aquéllos que esperen acompañar tan suculentas viandas de un entorno glamuroso ya que ese no es el objetivo del Ibai. Ojo para primerizos: no abren por las noches, no se puede pagar con tarjeta, ni tienen tarjetas del lugar. No obstante, genial, sin duda!

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