Fuimos recomendados por una amiga a quien le encantó el arroz. Honestamente, el arroz de bogavante está riquísimo, pero "tiene" que estarlo, por 25 euros por ración. Alertados por este foro, pedimos la carta antes de pedir (no suelen darla a los comensales al sentarlos ¿?). Decoración del local sosa (tipo "bar de polígono"), con manteles desgastados y servilletas rasposas. Entrantes con precio altísimo que no justifica ni su calidad (normalitos) ni su cantidad (irrisoria). Vinos con precio muy elevado, con botella de vino "recomendada" ya colocada en la mesa. Trato correcto pero muy "normal", que casi te ubica en un bar de esquina. Detalles descuidados (sirven refrescos en latas). ¡Cuidado con el pan! Te cobran 2 euros por un panecillo que te colocan en la mesa sin preguntar. Queda constatado el origen de los dulces (te lo dicen ellos) y la venta de cupones de la ONCE (insisten en que "todos" en el local han comprado uno). El detalle de los licores (no te los cobran y te ponen dos botellas de orujo para servirte con el café) es lo único resaltable. Ciertamente, han de cuidar su imagen y moderar sus precios. El arroz es bueno pero ni su precio ni el ambiente justifican una nueva visita al local.

Sabor agridulce en mi visita a este joven restaurante en el que creo haber probado uno de los mejores arroces de mi vida. Empezamos con unos magníficos entrantes, entre los que destacaría el crujiente de ajoarriero y continuamos con un arroz en su punto: suelto pero no seco, sabor potente aunque delicado. Postre de una famosa pastelería valenciana: correcto sin pasarse.
Carta de vinos algo corta. Precios elevados.
El local agradable pero excesivamente abarrotado para mi gusto. Mis amigos y yo coincidimos en destacar la buena acústica del mismo, pues aunque la distancia entre mesas no es muy grande, se puede conversar sin problemas.
La costumbre de ofrecer alegremente platos sin enseñar la carta tiene el riesgo de la sorpresa final: la cuenta, también llamada "la dolorosa", como así ha sido en este caso: 90 eurazos por barba resulta un peaje excesivo para este restaurante de cocina lograda pero convencional.
Buen trato, confort acústico, excelente arroz, precio elevado. Pidan la carta antes de elegir los entrantes. Se ahorrarán disgustos y dineros.

Tercera vez que voy a comer a este restaurante de comida clásica, en el que la decoración no es lo más destacable, con exceso de luz de neon blanca. Los entrantes no están mal, como la sepia y la puntilla, pero lo realmente interesante es el arroz de langosta que justifica el repetir la visita y pasar por alto ciertos detalles, como la constante insistencia del dueño en que tomes el vino de la casa que previamente está ya en la mesa, o pretender a toda costa que elijas los entrantes que mejor le parece hasta alcanzar el precio por persona que necesita para que le salga rentable la comida, por lo que si te dejas llevar por las recomendaciones te resultará caro. Los postres directamente son de la pastelería Jerió (honestamente lo reconocen). Después del postre el dueño te viene a vender cupones de la ONCE (es la segunda vez que lo hace) de manera incomprensible y con su tenaz insistencia. Lo dicho, para comer arroz si tienes mono.

Un lugar donde degustar una buena cocina tradicional y buenos arroces.
Fui recomendado por una amiga que conocia el local.
De entrada unas picaditas para hacer boca, y luego un arroz meloso de bogavante. Las entradas muy buenas y el arroz espectacular.
La carta de vino justita, poco trabajada.
El servicio atento y con mucha simpatia, que es lo que a mi personalmente me gusta.
Al final de la comida nos pusieron un par de botellitas de orujo en la mesa para nuestro libre uso (otro detalle).
Quizá me decepcionó un poco la decoración tan simple del local, pero posiblemente iba con una idea preconcebida motivada por las referencias me habian dado del local

Acabo de comer por primera vez por recomendacion de un amigo. Paella de verduras. Muy buena. Las entraditas normales. Servicio agradable. Dos señoritas atentas, sonrientes, correctas. Un poco subido de precio. Tampoco es para tanto. Pero probaremos otros arroces para dar nuestra opinion definitiva. Deben cuidar el precio. Creo que es su talon de aquiles.

Cocina valenciana, buenos arroces y calidad en el picoteo previo. Amabilidad.
Pero todo no es esto. Poco para sentirse comodo en el local, probablemente si redujeran varias mesas,el trato seria mejor, no habria olvidos ni equivocaciones en cocina y el cliente se sentiria mas a gusto.El ruido es ensordecedor.
Elevada R.C.P

Creo que es bastante nuevo , aunque no lo se con seguridad.
Comimos unos bereberechos al vapor, sepia a la plancha y un arroz de bogavante que me sorprendio por su buen sabor y punto de coccion del arroz. De postre fruta, un cafe y pacharan.
El servico aunque un poco desaliñado, atento . Las copas flojas como los vinos, aunque algo se puede rascar, como siempre. Un chardonnay de Enate.
Me parecio un poco elevado el precio 120 euros, dos personas.
Ahh , casi se me olvida... un poco ruidoso.

Estupendo restaurante para arroces. Espectacular el "arroz de bogavante" y como no la "paella valenciana".Buena materia prima en los entrantes. Aceptable carta de vinos. Servicio eficiente. Local comodo sin grandes pretensiones (han cambiado de ubicación). Buena RCP.