Bueno pues no se muy bien donde fuiste, aunque creo que no es el mismo restaurante donde yo fui por cierto, y te juro que sera la ultima vez. Una bola de discoteca años 70 en el salon, una cabina de disjockey al mas puro estilo de manhatan, las sillas del año 36, y mucha tecnica sin control en su cocina, humos molestos y demas artilujios, eso si, a caudales. Luego el señor metre nos ofrecio el discursito hablando de ferran adria y lo buenos amigos que son, jejeje, me muero de risa, que si colaboraban juntos en no se que proyecto...Por favor seriedad ehh, que con internet se cojen las mentiras rapiditas ehh, 0 la comida, sin calidad alguna y 0 instalaciones. demasiadas pretensiones para la cruda realidad. Luego ya de postre, encontre un articulo de ellos con unos comentarios de la guia michelin que es para cubrirse de gloria.HUMILDAD eso si falta, y mucho trabajjo quizas asi encuentran su vereda.
Una sorpresa haber conocido este magnífico restaurante. Decoración clásica
Una sorpresa haber conocido este magnífico restaurante. Decoración clásica pero algo abigarrada. Buen montaje de mesas y copas. Personal atento, profesional, diligente y conocedor de su trabajo. Cocina creativa sin estridencias, magnífica elaboración y conocimiento de todas las nuevas técnicas que permiten al cocinero sorprender y mejorar los platos tradicionales. Entrantes deliciosos (salmorejo, aperitivos orientales, salmón con toque de aceite de oliva al nitrógeno, crestas de gallo supercrujientes….). Arroz con setas y trufa que quitaba el hipo acompañado de un recipiente con humo de madera que hacía de la degustación de este plato una experiencia única. No tuve oportunidad de ver la carta de vinos pero el sumiller tiene grandes conocimientos de vino por lo que seguro estará bien. Precios ajustados y creo que es de no fumadores. Volveremos seguro.