Coincidiendo un tanto con la anterior valoración en cuanto al provecho que podía sacarse a un local en un sitio maravilloso, con unas vistas excelentes, una terraza preciosa.
Las mesas de buen tamaño, suficiente espacio entre ellas, un tanto desangeladas y con unas sillas que necesitan un recambio.
Servicio atento, sin caer en demasiadas simpatías pero muy correcto.
Ofrecen un menú degustación a 45e más iva y vino pero se nos hacía demasiado largo para una cena así que nos hemos decidido por cenar a la carta.
Carta de vinos corta con unas recomendaciones por las cuales nos hemos guiado y nos hemos decantado por un Cepas Vellas, Albariño Do Ferreiro me ha parecido un señor vino. Muy frutal en nariz, brillante de color, fresquísimo, entrada sabrosa y una acidez mucho más que correcta. Uno de los mejores que he probado nunca. 28 euros la botella que no es mal precio.
Te ofrecen a elegir unos panes exquisitos, uno de cereales y uno de maiz, del amarillo, del que recuerda casi a un bizkotxo. Ricos de ganas, un problema para mi: me los como todos.
Ensalada de antxoas, pan de tomate al momento y queso viejo emplatada individualmente. Con una base de salmorejo, unas buenas antxoas y un remate de queso. Lo verde estaba muy conseguido y el conjunto hacía buenos honores. Una señora ensalada. Sí señor.
Mi chica ha pedido una Lubina con verduritas buen trozo de lo que ha tenido que ser una lubina difícil de pescar, de buen tamaño. El punto del pescado perfecto. Carne jugosa, piel muy crujiente. El acompañamiento muy conseguido a su vez. Un plato destacable.
Yo en cuanto lo he leído, no lo he dudado ni un momento.
Manitas, morros y codillo de ibérico con un toque de bizkaina ¿un toque?, no señor, una melodía entera. Un par de trozos de forma redondeada, buena ración. Esa gelatina que me encanta. La salsa..... no sé ni qué decir. El plato pasará por el lavavajillas por obligación que no por necesidad. Un diez para el cocinero y un saludo al "marrano" que nos ha permitido disfrutar así.
Los postres sugerentes pero le hemos preguntado al camarero que si estuviese él sentado en mi lugar que por cual se decantaria.
Chocolate en cinco texturas hummmmmmmmm. Esto es un postre y lo demás es cuento. La foto lo dice todo. Muy goloso pero sin empalagar. El negro con el blanco hace un gris perfecto. Excelente.
Helado de vinagre, tosta de idiazabal y coulis de jengibre otro acierto. La tosta con un sabor potentísimo a queso viejo pero el helado era su acompañante perfecto. Una pareja que no está abocada al divorcio.
Exquisito postre para culminar una cena de aplaudir.
Un rico cortao y un PX de cuyo nombre no he sido capaz de acordarme. Era de los viejos pero no me ha enamorado. No tenían nada más para elegir.
Pues desde luego una cocina de buena categoría y la verdad es que sí deberían darle un toque más moderno o al menos más vistoso a un señor local que puede dar mucho jugo.