Restaurante María de Luna - Hotel Martín el Humano en Segorbe
Restaurante María de Luna - Hotel Martín el Humano
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
34,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
39 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.1
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
5.0
Comida COMIDA
7.5
Precio medio entorno ENTORNO
8.0
RCP CALIDAD-PRECIO
7.3
aperitivos
jamon
alcachofa
olleta1
olleta2
cordero
Claustro
Postre
Postres
Entrante
Sala
Arroz meloso
bacalao
kokotxas
Opiniones de María de Luna - Hotel Martín el Humano
OPINIONES
12

Más de 10 años después conseguimos saldar la deuda (ver mi anterior comentario) de visitar este lugar durante las "Jornadas gastronómicas de la Olleta de Segorbe", aunque visualmente parece que fue ayer porque nada ha cambiado en el local ni en el hotel que acoge al restaurante y que podría estar perfectamente integrado en la red de Paradores de España porque es talmente un parador clásico al uso.

Mesas amplias situadas en la planta baja del claustro (bien aislado del frio), con bajoplato individual más buenas copas cubiertos y vajilla en general; buenas servilletas de tela bordadas. El servicio académico y con cierta cercanía que se agradece fue efectivo y con buena cadencia de salida de platos de cocina a pesar de un comedor bastante completo de comensales.

La carta de vinos tiene suficientes referencias con predominio de marcas locales y con una mezcla de clásicos y novedosos que la hace parecer más completa. Pedimos para beber un par de agua grandes de la cercana Benassal, un buen vermut blanco de Yzaguirre perfectamente servido en mesa y para la comida La Perdición selección 2020 un tinto multivarietal de  los viñedos de más altitud de la IGP Castellón (cooperativa de la muy cercana Viver) con 12 meses de crianza en roble francés con una etiqueta de la diseñadora  Cristina Perelló, que gustó y acompañó bien sin que se notaran sus más de 14º de contenido alcohólico. El servicio con descorche en mesa y primer llenado de copas sin dar a catar. Este tema sigue sin acabar de mejorar y en manos de ayudante de sala; el servicio de platos fue perfecto con las adecuadas explicaciones consiguientes.

Tiene una carta de comidas, un menú del día y un menú tradicional de mayor nivel que en estos días ha sido sustituido por las jornadas de la olleta. Antes de empezar nos pusieron un buen pan con una miga adecuada para la cata del buen aceite local Lágrima AOVE (aceituna serrana del Palancia) que nos sirvieron. Cuatro para comer tras hacer hambre en un corto recorrido por la Sierra de Espadán y Navajas (con la compra de garrafas de aceite de la zona) quedamos a la espera de empezar el ágape que consistió en:

. aperitivo de bienvenida: gyoza de pato: perfectamente elaborada con mucho relleno de una carne de pato guisada y acompañada de una salsa de tomate con un ligero puntito picante. Muy bien.

. otro aperitivo por cortesía: unas buenas aceitunas serranas bien aliñadas para conocer su otra utilidad.

. pan de cristal con tartar de tomate y virutas de jamón de Segorbe: muy buen jamón serrano cortado como carpaccio pero con abundante presencia sobre una base de pan bien resuelta. Muy bien.

. flor de alcachofa, queso de la sierra y salsa romescu: una por persona, bien presentada con un trampantojo de alioli hecho con el queso derretido y una romescu más ligera de la habitual de los calçots. Notable alto.

. degustación de la olleta segorbina: en un recipiente metálico en forma de pequeña olla, una pequeña ración (con irregular distribución a cada comensal en sus ingredientes) de un buen cocido con alubia blanca pequeña, oreja, morro, costilla y manita de cerdo penca de cardo patatas medianas y morcilla de cebolla segorbina -¿con canela?- y azafrán. Como diría Chicote, para comerse un pozal (añado, o dos).

. plato principal: descartamos el bacalao a la llauna ya probado en otra ocasión y tod@s elegimos paletilla de cordero al horno con patatas panaderas y fue un acierto; carne jugosa, buena ración, patatas con poca gracia; hubo un elemento sorprendente: la piel estaba crujiente como si fuera un cochinillo; decorado con ramita de romero a modo de vela ¿?. Recomendable.

. postre: torrija tradicional con helado de canela: resultó una excelente torrija de perfecto equilibrio entre pan y leche perfectamente elaborada, sin excesos de dulzor con un buen y diferenciado helado de canela y un complemento estético, pero que aportaba contraste de acidez, con un gordo fresón laminado sobre una base de chocolate líquido. No puede ser más completo sin que sobre nada. Muy recomendable.

. unos petits fours no comentados pero consistentes en un pequeño almendrado y un trocito de coca por persona cumplidores para unos cafés finales incluido un buen cremaet; un poco de sobremesa y despejar la mente para la carretera de regreso a casa.

  • aperitivos

    aperitivos

  • jamon

    jamon

  • alcachofa

    alcachofa

  • olleta1

    olleta1

  • olleta2

    olleta2

  • cordero

    cordero

El restaurante María de Luna se encuentra ubicado en una antigua edificación restaurada recientemente que alberga el Hotel Martín el Humano. La restauración del edificio y el empeño por realizar una cocina de calidad han sido dos apuestas sólidas en este ambicioso proyecto, muy de admirar pese a algún aspecto negativo que seguidamente comentaremos.

Nuestras visitas al restaurante han sido intermitentes los últimos ocho o diez años, merced casi siempre a las jornadas gastronómicas propuestas en diferentes épocas del año (setas o bacalao, por ejemplo) o a los menús de degustación como el que se oferta en verano en la terraza.

Por este último motivo nos acercamos a cenar y, aunque también estaba la carta, probamos la siguiente propuesta (22€):

- Aperitivos de cortesía: aceitunas y gazpacho.

- Ensaladilla rusa. Bien elaborada, buena presentación.

- Carpaccio de vacuno. No estaba mal, pero no es un plato que me agrade especialmente.

- Gambas al ajillo. Dos por comensal, peladas y con un punto de ajo y aceite y un sabor excelentes. Mucha calidad.

- Tempura de bacalao con pisto. Fritura y rebozado finísimos, exquisito el bacalao con un pisto excepcional. Para mí, lo mejor de la cena.

- Triángulos de morcilla. De pasta filo rellenos de morcilla, suave y crujiente. Había una salsa dulce para contrastar.

- Secreto ibérico con salsa de setas. Tiras de carne en un plato de pizarra, como casi todos. Correcto.

Pedimos alguna cerveza y algún aperitivo para comenzar y seguimos con una botella de Gaba do Xil 2016 y, posteriormente, con un tinto, Alto Moncayo 2014. Y ocurrió lo siguiente: me lo da a probar el camarero y noto que en nariz no estaba correcto. En boca tuve la misma impresión, pero pensamos que unos instantes de oxigenación podrían solucionar el problema. No fue así. Lo cataron los restantes comensales y convinimos en que el vino no estaba bien. Se trata de una garnacha excepcional, opulenta, amplia, rica, voluminosa y persistente, cualidades de las que adolecía, desgraciadamente nuestra botella, que presentaba una acidez y un sabor más bien desagradables, de vino barato, no lo que recordábamos de esta marca. Lo puedo afirmar con conocimiento de causa por haber consumido ya unas cuantas botellas de Veratón y de Alto Moncayo, incluidas las añadas 2007 y 2009, de 100 Parker. También un Aquilón, el buque insignia de la bodega, pero ésa es otra historia...

Pues llegó la jefa de sala y, tras oír nuestra valoración, con cara de pocos amigos cogió una copa, lo cató y nos dijo que ese vino estaba perfectamente. Nuestra sorpresa fue mayúscula, pero mayor aún fue cuando nos dijo -poco amablemente, por cierto- que no nos iba a servir otra botella. Le volvimos a preguntar si consideraba que estaba en buenas condiciones y se reafirmó, añadiendo que lo teníamos que pagar y, nuevamente, que no habría una segunda botella. La verdad, no sé si porque el secreto se enfriaba, por no molestar a mis compañeros de mesa o por no crear una situación (más) desagradable, o por todo ello en conjunto, el Alto Moncayo se quedó en la mesa. Eso sí, yo no lo volví a probar. Recuerdo que el postre consistió en un helado con trozos de mango y que la encargada nos trajo un decantador que no corrigió en absoluto los defectos del vino.

Lógicamente, se nos quitaron las ganas de cafés o copas. Pagamos y nos fuimos de allí.

Me pregunto qué hubiera pasado si hubiéramos optado por una referencia más cara: por algún vino de 70, 80 o 100€ o más. Y me pregunto también si esta jefa de sala trata al resto de clientes de la misma forma o sólo en exclusiva a nosotros. Y para qué lo dan a catar, si luego te lo tienes que quedar, esté bien o mal...

Lo cierto es que en toda mi experiencia como cliente nunca me habían tratado así y nunca había visto poner en duda la palabra de alguien que, se supone, tiene ya cierto recorrido en las catas de vinos (en Verema tengo más de 1000, y sólo es una pequeña parte...).

Lo que más me hizo pensar fue cómo un trabajo de cocina y de personal (me refiero a los cocineros y camareros, muy profesionales) y un nombre como el que tiene María de Luna, con menciones en guías gastronómicas, pueden fracasar estrepitosamente cuando no se cuidan las formas ni la clientela. Y me parece triste.

En fin, una mala experiencia que estropeó una muy buena cena y que esperamos que no se repita jamás.

Por supuesto, ni volveremos ni lo aconsejamos. Una pena.

Lamento tener que escribir esta reseña pero lo de hoy, por partida doble, creo que lo merece. Vaya por delante que soy amigo de la familia propietaria del negocio (sólo por ser un buen cliente y el inmejorable trato recibido hasta hoy de ellos, hay referencia a ello en otras reseñas anteriores) Hay dos apartados: el del restaurante y el del hotel, aunque están relacionados.
Este fin de semana he invitado a unos amigos y se han alojado en el hotel, para luego vernos en mi casa de El Toro y hacer excursiones por la zona (ayer estuvimos en Mora, en Rubielos y en El Toro) Como fin de fiesta comida para ocho en el restaurante Maria de Luna, en el que tan bien nos han atendido desde años. Había jornadas gastronómicas de setas y cuando pido carta y no el menú, ya denoto mala cara en el camarero y contrariedad. No entiendo eso, ya que como se verá, la cuenta en carta supuso 54 € por persona siendo el menú de 25 €.
Tomamos 8 pan de cristal con jamòn de Teruel, 3 ensaladas de bogavante,7 paquetitos de morcilla y luego varias paletillas de cordero un solomillo y una lubina a la plancha. De postres tres esferas de turrón con chocolate, cuatro cortes de chocolate y unos quesos surtidos. De cocina, TODO MUY BUENO MÁS QUE BUENÍSIMO. De beber varias cervezas, tres de agua y tres más de Pago de Carraovejas. Como veis, comida de menú.
Pero tras los entrantes más de 25 minutos entre plato y plato, cuando veía que las mesas de menú iban volando. Esto supone de entrada que, cuando haya jornadas de lo que sea, mejor que dijesen que sólo se sirve el menú, si la atención a la carta va a verse perjudicada por demoras como esta. Ana, la nuera del propietario y esposa del magnífico chef que es Javier Simón, vino a disculparse, y nos invitó a unos cafés y alguna copa pero, ya no es eso, aunque agradezco su detalle y sé que no es su culpa, ya que estaba atendiendo una comida de 400 personas en el claustro.

Lo segundo, el hotel: estuvieron unos amigos alojados el fin de semana por mi invitación como ya dije: han estado de lujo, super contentos con todo, sin nada que objetar, al contrario; gracias una vez más al buen hacer de Ana (todo bondad, sentido común y profesionalidad en este sitio, aparte de Greg, que estaba malito pero que es un fenómeno igualmente como persona y como profesional) Dado que me hacía cargo de la cuenta del hotel, pasé, antes de comer a liquidarla. Y la encargada, cuando le pregunto si podía pagar con tarjeta me espeta que "si tiene saldo sí". Obviamente me callé lo que me pasó por la cabeza y lo dejé aquí. Simplemente no me parece forma de responder a un cliente.

Lamento esta reseña pero al César lo que es del César; creo que es un sitio muy recomendable, pero fallos de este nivel deberían evitarlos.

Todos los años celebra la Muestra Gastronómica de las Setas siendo punto de cita anual en el hotel Martin el Humano que bien describe kopiki. Esta vez sí que no nos la perdimos. Tras unas cervezas Becks y un par de copas de Martin Codax de inicio nos vamos a comenzar ese menú de degustación de setas en cada plato y que motiva la visita. Eramos 8 para comer. Local elegante en la zona cubierta del claustro con buen aislamiento del centro donde se preparaba para la cena de clausura y degustación de gin tonics. Elegante disposicion de mesas, buenos cubiertos y copas. Buen servicio en general, cambio de cubiertos y amabilidad. Servicio de vino al centro de la mesa (lo más flojo) pues no parece su preocupación. Para empezar una crema de setas con espuma de patata y aceite de trufa en ración ajustada pero con bueno e intenso sabor. Reanima del frío exterior. Milhojas de rebollones, embutido local y boniato: extraordinaria elaboración, muy contundente y con fuerza de embutido; aunque la cantidad no es ni mucho menos grande, la ración de sabor, es completa. Suquet de langostinos y boletus: la patata anda corta de cocción y se apoderaba del plato; quizás el más flojo. Bacalao confitado con pilpil de setas y cebollitas glaseadas: muy conseguido el pilpil y muy bien el sofrito de base, bien las cebolletas y más que bien el bacalao. Lomo de cerdo lechal relleno de rebozuelos y su jugo: muy correcto. A destacar que como no queríamos perdernos la olla de Segorbe nos pusieron una pequeña degustación que nos creó la necesidad de tener que volver para profundizar en el tema. También disfrutamos de una prueba de aceites: Ducado de Segorbe, Belluga, 50 K, siendo éste último ganador con diferencia. Para el postre: los sabores del monte de otoño 2013: sobre una crema de avellana, una tierra de chocolate con setas en almíbar: complicado tema, con correcta resolución aunque no acaba de integrarse todo. En el precio del menú (34€), se incluye agua, refrescos, cafés y vino de la tierra que fué un Odisea roble 2012 de curiosa etiqueta. Se convierte en una cita más en el calendario.

Un clásico de Segorbe (quién de la zona no ha acudido a un banquete de boda en María de Luna?) que ha renovado su imagen y ubicación en el flamante Hotel Martín el Humano. El Hospital Casa de la Misericordia de Segorbe fue construido originalmente en el siglo XVIII y ha tenido diferentes usos a lo largo de la historia (hospital, asilo, cárcel, colegio, …). La rehabilitación llevada a cabo ha supuesto que esta bonita e histórica ciudad tenga un hotel acorde a la misma. ( no perderse el claustro) . Hacía tiempo que teníamos pendiente una visita porque ahora mismo es quizás el local puntero de la zona.

Acudimos la noche de Viernes Santo y casualmente tenían estás Jornadas del Bacalao y este fue el menú degustación que tomamos:

Ensalada de tomate y bacalao con su espuma

Soldaditos de Pavia con un tradicional pisto de verduras

Kokotxas de bacalao con crema suave de patata y piquillos

Taco de Bacalao confitado con yema de huevo rellena, pasas y membrillo

Arroz meloso de bacalao y setas de temporada

Dulce de primavera

Interesante menú, donde sobresalieron los entrantes, especialmente las kokotxas y me gustaron menos un correcto bacalao y sobre todo un arroz meloso al que echamos en falta algo más de sabor, potencia. Buen postre y café.

El menú incluía: Agua, café y Vino Blanco Odisea (Segorbe). Correcto servicio del mismo, copas adecuadas. La carta es bastante extensa aunque los precios no son baratos y bastante dispares. Aspecto esté que deberían mejorar.

Servicio de sala profesional y agradable. Mesas muy bien vestidas y con una separación muy adecuada. Dispone de dos salas y el entorno realmente es sobresaliente.

Javier Simón es el joven jefe de cocina que sigue la tradición familiar y que por lo visto intenta modernizar la gastronomía de la zona respetando sus productos. Trabajo tiene por delante.

  • Arroz meloso

    Arroz meloso

  • bacalao

    bacalao

  • kokotxas

    kokotxas

Bueno,lo primero para aclarar el último post, efectivamente Maria de Luna está desde hace un año más o menos en el Hotel Martin el Humano, propiedad de la misma familia. Está ubicado en la calle Fray Bonifacio Ferrer,7 (dos calles más arriba de donde estaba), los teléfonos son los mismos. El restaurante ocupa el claustro de un antiguo convento, que es una preciosidad: luminoso (en el comedor interior menos) tranquilo y espacioso:un lujo de ambiente.

Vaya por delante que soy cliente (y un poco amigo) de la familia desde hace más de 10 años que empecé a ir con mi esposa e hijo al primer Maria de Luna, sólo restaurante y salón de eventos,que luego pasaron al Hotel Maria de Luna y ahora a Martin el Humano. No he dejado de ir asiduamente desde entonces porque la RCP y sobre todo, el trato ha sido inmejorable. Digo esto porque nadie piense que mi comentario es parcial: si llevo tantos años yendo es, como en otros sitios, por lo que he recibido siempre, desde el primer día.

Domingo pasado, estaban ofreciendo las Jornadas Gastronómicas Alto Palancia y, conociendo la mano de Javier Simón, que es un chef del que se hablará más, pues nos decidimos por el menú. Dos cervecitas de presión, buenas como siempre, con un aperitivo.
- Milhojas de pato y manzana ácida con frutos rojos: el pato deshuesado y desmigado, muy bueno.
- Alcachofa flor de invierno: una alcachofa hervida con su tallo (sabroso) sobre una cama de salsa de pescado muy suave, con gambita y calamar. Muy sabrosa y buen contraste.
- Degustación de Olla segorbina: como la he tomado como plato muchas veces, puedo decir que era una degustación igual de la Olla de siempre, sólo que en ración menor. Exquisita, suave pero con sabor y servida en unas miniaturas de olla "Le Creuset" muy vistosas. La bordan.
- Lomo de lubina sobre sanfaina de verduritas y mejillones: perfecta de cocción y muy buena
- Carre de cordero, patatas revolconas y cebollitas asadas: el carré sabrosísimo, de tamaño lechal y las patatas, una especie de patatas bravas de corte pero con el adobo y sabor de las revolconas.
-Torrija con helado de canela: casi nunca tomo postre, pero esta vez no me arrepentí: una torrija grande, crujiente por fuera y jugosa en su interior. Muy buena
VINO: el menú incluía dos vinos (a elegir) de la zona. Opté por Odisea, que ya lo conocía de unas Jornadas de setas, roble 2011, más que correcto y que maridó muy bien con este menú.
Dos cafés y un malta: 34 € persona + IVA (el malta lo cobraron aparte, 6,50 € + IVA)

Al margen de estas Jornadas, conozco muy bien el restaurante y la carta; ofrecen una cocina sencilla,sorprendente, basada en el producto pero no exenta de imaginación. Y el trato, con Ana al frente de la sala y Greg a su lado, es muy cálido. Con diferencia, es el mejor restaurante de la zona. A mon avis.

Ahora el restaurante se encuentra en el Hotel Martin el Humano, cerca del anterior, pero no sé el nombre de la calle. Creo que ocupa el edificio del antiguo hospital. Supongo que algun forero podrá aportar datos mas concretos.

Como se celebraban las VI Jornadas Gastronomicas de las Setas pedimos el menu degustacion: Cuajada de rebollones con crujiente + Foie sasado y jugo de PX sobre agaricus silvestres + huevo campero con boletus y jamon + vieira asada con rebozuelos y crema de patata violeta trufada + mini burger de buey con setas y cebolla caramelizada + postre. Bebimos agua y tinto Odisea que iba incluido en el menu. Los cafes no nos los cobraron, un detalle.
Servicio bien, ambiente bien aunque algo ruidoso por la gran cantidad de gente, cocina correcta aunque sin enamorarme.
El restaurante ya no está en Av. Comunidad Valenciana, la direccion que pone Verema.com no está actualizada.

En esta ocasión tampoco faltamos a la V Muestra Gastronómica de las Setas que se celebra cada mes de noviembre en Segorbe (Castellón).
Y como no podía ser de otra forma, volvimos al agradable y acogedor restaurante del Hotel María de Luna, opción interesante.
El menú degustación (35€) constaba de:
- Ensalada templada de gambas y setas en suave escabeche. Buena presentación, variedad de lechugas y sabores sutiles.
- Crema de caza y rebollones al aroma de trufa. Servida en copa de vermouth, suave y ligera y con trocitos de carne (buen contraste de texturas). Algo falta de sabor.
- Vieira asada sobre rebozuelos y vainas con salsa de miel y soja. Buen juego de texturas y sabores. Muy buen plato.
- Lubina braseada sobre guiso de setas y compota de tomate. Lomo de pescado sobre un lecho de setas y con el riesgo, bien resuelto, de enfrentarlo a un sabor dulce.
- Manitas deshuesadas y rellenas de boletus con carpaccio de gamba. El mejor plato de todos: estructura cremosa y gelatinosa tanto de las manitas como del carpaccio, sabores finos y sugerentes. Bocado agradable, estructurado y placentero.
- Los sabores del monte en otoño. Postre formado por helado y un dulce de chocolate imitando un puñado de tierra. Ambos marrones pero diferentes en forma y sabor.
Al igual que en otras ocasiones, se trata de una cocina de corte moderno, con contrastes marcados en las diferentes ejecuciones, atractiva y visual, y que no olvida los platos tradicionales, que aparecen incluidos de vez en cuando.
El vino, incluido en el menú, Odisea 2010, de Dibodegas, también de Segorbe. Servicio correcto, con copa y temperatura adecuadas.
Aunque ya teníamos la botella de oficio, vale la pena echar un vistazo a la carta de vinos (gran cartapacio), con referencias variadas y abundantes, aunque no baratas.
Respecto al local y al servicio, reiterar lo ya comentado anteriormente.

Durante el mes de abril (2010) se celebran las III Jornadas Gastronómicas "El Bacalao" (Gadus Morhua). Se puede optar por platos sueltos o bien por un menú degustación (33€), siempre con este pescado como protagonista.
Nos decidimos por el menú degustación.
Para empezar, nos sirvieron una crema de alcachofas con aceite de la tierra, colosal, de sabor sublime.
En cuanto al menú:
- Ensalada de bacalao con aliño de miel y mostaza. Buena conjunción de las lechugas y escarolas con el bacalao en lascas y el previsible contrapunto de la salsa de miel y mostaza.
- Porrusalda. Es un guiso de patata, puerros y bacalao. Buen plato de cuchara aunque lo hubiera preferido más trabado. Se agradece la presencia del azafrán.
- Bacalao con mango y gulas. Lomo de bacalao envuelto en mango con una doble guarnición igualmente inoportuna de gulas y salsa de tomate. Obviando este acompañamiento, el protagonista, aun estando ligeramente salado, era de muy buena calidad y sabroso.
- Corte de cordero lechal con boletus y espuma de patata. Excelente la carne y, ahora sí, buena conjunción con los acompañantes, las setas y la finísima crema de patata, de una suavidad que se agradece llegados a este punto, sin perder sabor.
- Cremoso de chocolate con pan crujiente y aceite "Belluga". Curiosa y arriesgada propuesta de maridar un helado de chocolate con aceite crudo. A mí me gustó, y más con la textura de los trozos de pan tostado.
Pedimos una botella de Abadía Retuerta Selección Especial (17€) y otra de La Dama (13€), ambas servidas a temperatura correcta y en buenas copas. Me gustó la carta de vinos, a precios correctos, que incluye también licores, whiskies y destilados.
En cuanto a la puesta en escena, poco más que añadir al comentario anterior: buena mantelería con tonos grises, cambio de cubiertos en cada plato y ambiente muy agradable, con buen separación entre mesas.
Tomamos de nuevo té (varios tipos a elegir, correctamente servidos) y café, dijeron que excelente.
Para finalizar, algún gintonic de Hendrick's con pepino. Sorprendente de veras.
Servicio muy amable y atento.
Hay que decir que este menú no estuvo a la altura del de setas del pasado otoño, empresa verdaderamente difícil. Aún así, es muy de agradecer una oferta de calidad y un buen tratamiento de productos en el Alto Palancia.

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