Visión de futuro

Hay una raza de cocineros, y de empresarios, que parecen tener muy claro que los tempos están para satisfacciones evidentes y ejecutan estas consignas con cartas de lectura sencilla que amplían, generalmente, con propuestas de boca, o de día, que hacen que el cliente comprenda que en la mente del enpresario/cocinero de turno siempre hay necesidad de ofrecer más conocimientos, más pensamientos, conforme las estaciones y sus productos se producen y suceden.

El amplio y hermoso salón de El Portal nos habla, visualmente, de que hay muchas cosas diferentes que pueden funcionar si hay cierto “gusto” en colocarlas juntas, sin invasiones. Pero esta estética visual también se ofrece en la cocina, donde una buena lubina se presenta con apenas unas notas de trufa de verano, algo de soja y un poco de wasabi. Fusión que no genere complicaciones. Como ese sangacho de atún sobre un mediterráneo pisto que se apoya, a su vez, en una amplia regañá crujiente que sirve de base y aporte harinoso a tan veraniego plato.

Además de la contención de los precios es muy de alabar un servicio entregado, amable, que sabe de vinos, si se trata de vinos, y mantiene con la clientela la distancia justa. Clientes pero no amigos. Familiaridad pero no invasión. Respeto y escucha de los comentarios. Toda una lección para lo que se pretende más taberna que restaurante, picoteo más que salón. Aquí hay ideas claras, distancias tomadas con efectivas y lecciones muy bien aprendidas.

Todas sus propuestas son estacionales. Su carta de vino predispone a una lujuriosa sesión, y además sabiendo que a la hora de la venta del vino el comedimiento en los precios debe ser notable. Muchas burbujas, nacionales y francesas en una carta donde se habla de vinos de la tierra y de otras geografía con relevante interés.

Es una buena época esta del verano la de pasarse por este local. Alicante siempre es una buena excusa para pasear, tomar horchatas, o pensar en lo bien servidas que han estado las cosas que nos sirvieron, elegantemente, en ese local que Carlos y Sergio, Sergio y Carlos, manejan como un baile directo al corazón de los sentidos.

Un par de copas de blanco, agua y una magnífica botella de Egly Ouriey Gran cru fueron las bebidas de la agradabilisima comida.

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