Local descrito anteriormente por Jujo del que discrepo en lo de horrendo, para gustos colores.

A mi pareja y a mi nos ha gustado, es coqueto, con buena iluminación, música de fondo agradable, buena temperatura interior, con cocina a la vista y excelente atención la recibida por una amable y sonriente chica.

La carta no es muy larga, dispone de varias ensaladas, montaditos y platos. Nosotros pedimos lo siguiente:

Montadito de sobrasada, queso gouda y de cabra fundidos y cebolla caramelizada

Montadito de morcilla de burgos con queso rulo de cabra y creo recordar confitura de tomate

Montadito de solomillo (de cerdo) con cebolla crujiente y salsa de px

Langostinos crujientes con patata y confitura de tomate picante.- Seis langostinos sin piel (solo la cola) envueltos en un hilo de patata, curiosa presentación.

Decir que los montaditos estaban muy ricos.

De postre tomamos un brownie con chocolate para compartir, acompañado de una bola de helado de canela, quizás lo mas flojo de todo, quedaba un poco seco.

En cuanto a los vinos, muy poco donde elegir, referencias clásicas sin nada destacable. Tomamos un Ramón Bilbao 3/8 por 10 €. El servicio es dar a probar y servir la primera copa.

En resumen, local agradable, buena atención y uno mas a tener en cuenta en la zona del Carmen.

Apenas lleva una semana abierto, en el mismo local en donde estaba Luna Carmen. Han realizado obras en el interior y han sacado más mesas fuera, en la plaza del Carmen. El nuevo diseño, que gira en torno a una abuela tejiendo -María Mandiles-, se basa en las telas que este personaje elabora. En mi opinión, horrendo. Las mesas, informales aunque arregladas con gusto y con velitas. Los asientos, taburetes.
La carta esta aún en proyecto. Pedimos milhojas de foie y una minifondue de queso. Nos sirvieron, para nuestra sorpresa, dos trozos de mousse de foie, lo cual ni es milhojas ni es foie, puesto que la mousse es entre ocho y diez veces más barata que un micuit o un entier de foie. Para la minifondue, que no estaba mal, acompañaban trozos de pan, de champiñón, de jamón serrrano y de york. Nos dijeron que no tenían pinchos, así que nos servimos la fondue con nuestros tenedores. De postre, un brownie con helado de nata bueno. En cuanto a los vinos, una de esas cartas convencionales con Protos, Ramón Bilbao, Coto, Marqués de Cáceres, etc. con los precios doblados. El resto de vinos, de las bodegas Martín Códax y Torre Oria. Vistos los tintos pedimos Mara Martín 2008, un godello bastante corriente, correctamente servido en cubitera y copas adecuadas.
Se supone que con un poco de rodaje estos detalles irán mejorando. Todo lo dicho costó 43 €.