No me acostumbro a esta cocina, pero no está mal

Local amplio y diáfano, cómodo, sencillo y funcional. Mesas con buena separación, sin agobios.

La cocina es de fusión asiática (japonesa, cantonesa, vietnamita, etc). Vaya por delante mi absoluto desconocimiento de estas cocinas y mi poco interés por ellas, pero de vez en cuando hay que contentar a la pareja. Pedimos el menú degustación (22 euros), que consta de 8 platos. No me acuerdo muy bien de los nombres de los platos, pero se trata de una cocina variada, sabrosa, muy especiada y de contrastes. El menú bastante bien presentado y profundo para su precio. Lo mejor el postre, un fabuloso helado de té verde en témpura y un entrante realizado a base de varios tipos de algas.

Carta de vinos flojita, muy comercial, basada en vinos tintos que en mi opinión no van nada con esta cocina. Por lo menos tenían Mantel Blanco (un buen verdejo) por 9 euros, así que no lo dudamos. Copas flojitas, aunque bajo petición te ponen unas Schott borgoña bastante apañaditas. Precios correctos y servicio nativo, atento y amable, aunque un poco acelerado.

Esta cocina no es santo de mi devoción, pero al menos hay que reconocer que en los precios de este restaurante, la calidad y cantidad recibida es cuando menos acorde. Igual vuelvo algún día para probar su especialidad (Pato Laqueado), pero me lo pensaré. Para devotos de lo oriental que no quieran gastarse mucho dinero y deseen algo más que el típico "chino de barrio".

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar