Un lugar agradable, casi familiar, a pocos pasos del Castillo de

Un lugar agradable, casi familiar, a pocos pasos del Castillo de Manzanares, en mitad del pueblo.

Buen servicio, personal amable y dispuesto.

Raciones impresionantes y a un buen precio. A destacar el chuleton de buey, casi un kilo de carne tierna y sabrosa, al punto perfecto (roja por dentro y tostada por fuera) También preparan paellas, y por el trasiego de clientes que la tenian encargada para llevar, no deben de estar mal.

Carta de vino basada en Rioja y Ribera, con alguna excepción como Tagonius Crianza 2003 (D.O. Madrid) al increible precio de restaurante de 16 euros (en tienda ronda los 13) La unica pega es que los mantienen en un gran botellero al aire, en el salón, lo cual se resolvió sin problemas con unos minutos de "camisa de hielo". Copas grandes, si bien no especialmente finas.

Anecdota final: al pedir el enfriador el camarero no pudo dejar de emitir (sorprendido) el conocido dicho "Está a la temperatura ambiente" (unos 23-25 grados que había en el salón), aunque profesionalmente cumplió mi solicitud (sonriendo) con el comentario "Claro, a usted le gusta a temperatura más baja de lo habitual".

Tres personas, poco más de 80 e

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