Restaurante La Alegria de la Huerta en Valencia
Restaurante La Alegria de la Huerta
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:

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Añadir vino por copa

Precio desde:
28,58 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
cenas de lunes y martes
Nota de cata PRECIO MEDIO:
34 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
6.0
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
4.5
Comida COMIDA
6.0
Precio medio entorno ENTORNO
8.1
RCP CALIDAD-PRECIO
5.5
Calamar a la andaluza
Sepia de playa
Mejillones
Fritura
Hoya de Cadenas
entorno
pan y alioli
ensalada
fritura
tellinas
caldero arroz
Opiniones de La Alegria de la Huerta
OPINIONES
4

 

Prácticamente sobre la arena de la playa de la Malvarrosa, era jueves al mediodía y el local estaba casi lleno tanto la terraza exterior, como la terraza cubierta donde nos ubicaron, pero al tener las estufas de infrarrojos en funcionamiento y era incómodo solicitamos pasar a la zona de restaurante propiamente dicho, reinaba una cierta descoordinación entre los camareros y el encargado que no paraba de hablar con ellos y con la cocina en un tono demasiado elevado.

Optamos por una comida ligera a base de tapas

-Fritura de pescaditos, boquerones, pelayas y salmonetes, buenos y nada aceitosos.

-Calamarcitos a la andaluza, buenos.

-Mejillones al vapor.

-Sepieta de playa.

Un buen alioli y tomate rayado para untar el pan.

La carta de vinos con pocas referencias y con faltas en la misma, optamos por un blanco de una bodega de la zona instalada en las Cuevas de Utiel, Hoya de Cadenas a base de las variedades Chardonnay y Cabernet Sauvignon.

Terminamos con dos buenos cafés

La camarera que nos atendió se mostró simpática y eficiente.

Un restaurante agradable en un lugar idílico con una comida aceptable y con el precio acorde al lugar

 

  • Calamar a la andaluza

    Calamar a la andaluza

  • Sepia de playa

    Sepia de playa

  • Mejillones

    Mejillones

  • Fritura

    Fritura

  • Hoya de Cadenas

    Hoya de Cadenas

Se trata de uno de los varios edificios que se hicieron para normalizar lo que hace años eran unos chiringuitos que empezaban a tener problemas de salubridad y ahora hay diferentes módulos a los que se añade la terraza de cada uno llegando a duplicar el número de mesas. La cercanía a la playa y la lejanía de los coches hacen un buen entorno.

En la terraza a merced de las inclemencias del tiempo (desde viento y frio a sol abrasador) y en el interior con máximo aprovechamiento de los espacios pero con mesas y sillas cómodas; hay una buena cantidad de camarer@s sobrepasados de trabajo pero con buena voluntad de conseguir que no se demore mucho la comida; daban espectáculo viéndoles pasar con las paellas casi a modo africano sobre sus cabezas salvando el ir y venir de gente por los pequeños espacios (pasillos) entre mesas.

La vajilla básica, las copas de cava tipo flauta de los años 60 (las de vino se veía mucho mejores), vasos, cubiertos, mantel y servilletas de papel tela... pero el local transmite sensación de limpieza y nuevo, aunque se inaguraron hace ya muchos años.

Comida familiar de 10 adultos y 2 peques con reserva previa, imprescindible (a pesar de ser invierno, en verano será locura total). Carta de vinos y comidas a través de código QR con vinos en muy poco de todo y limitado interés en el tema. La carta de comidas que arranca desde los desayunos y almuerzos, dispone para comer de un menú infantil (19€) que es de raciones que un adulto no lo tiene fácil para acabárselo. Para los mayores la cocina está diseñada para compartir entrantes y pasar mayoritariamente a un arroz, de todo ello hay bastante variedad; unas pocas carnes y pescado del día completan las opciones minoritarias.

Para beber optamos por cervezas iniciales de presión en jarra (2), agua grande Lanjarón sin gas (3) y un buen cava Tantum Ergo brut nature blanco a un sorprendente precio de 25€ que merecía mejores copas y pedimos copas de vino, pero que nos dijeron que no les quedaban ya limpias ¿?. Ni se dió a catar ni nada, directamente a la cubitera; el vino y su servicio, aquí no es nada importante, incluso quisieron colarnos el rosé que está en carta 10€ más caro y en bodega ambos al mismo precio.

Para los niños llegó rápido y a la vez el primero y el segundo ¿?: amplias raciones de espaguetis con tomate y paella, ambos bien de sabor; los segundos nuggets con patatas fritas ya de calidad inferior sirvieron más de aperitivo para los mayores. Después los helados de postre también en abundante ración.

Para comer compartimos los entrantes con un pan (lonchas básicas de una barra) con un buen alioli y tomate. Tomamos:

. ensalada valenciana: buena ración de lechuga tomate, cebolla, aceitunas... Normal.

. tellinas x 2: pequeñas pero bien preparadas y aliñadas. Muy bien.

. fritura variada x 2: con boquerones y calamarcitos fritos y rebozados sin excesos. Poco variada pero bien preparada. Bien.

. arroz perezoso meloso para 7: la cantidad la puso el camarero y fue demasiado ajustada; preparado en dos calderos traídos a la mesa para autoservicio, resultó bien de punto de cocción del arroz (es lo que tienen los melosos) que era más bien caldoso, quedando menos sabroso; muy poca presencia del teórico marisco pelado (de ahí el nombre de perezoso porque lo del señoret parece poco correcto), pues de marisco solo había ... ¡berberechos!, pequeños más las puntas de los calamarcitos. No acertamos.

Compartimos también los postres:

. torrija de horchata con helado de leche merengada: el helado estaba tan congelado que hubo que luchar contra él, pero bien de sabor; la ración permite bien el compartir y es un manido postre pero un acierto de diferentes temperaturas, texturas y sabores para no fallar; acompaña un barquillo que complementa con crujiente. Bien.

. tarta de chocolate con calabaza: ambos ingredientes incorporados a la tarta; diferente de la presentación habitual y sin cargar de dulce. Bien.

. tarta de queso con crocanti de almendra: base de crocanti y tarta básica. Normal.

Unos cafés correctos y unos chupitos (mistela y crema de orujo) por cortesía de la casa permitieron un poco de sobremesa cuando ya estbana preparando el comedor para el siguiente turno.

  • entorno

    entorno

  • pan y alioli

    pan y alioli

  • ensalada

    ensalada

  • fritura

    fritura

  • tellinas

    tellinas

  • caldero arroz

    caldero arroz

Comida familiar el primer día del año para celebrar la entrada en éste nuevo 2017 que acabamos de inaugurar. Local lleno hasta la bandera como por otra parte lo estaban todos los de su alrededor. Parecía que todo el mundo quería celebrar la primera comida del año en la playa pues aunque estamos en pleno invierno ese día, gracias al solecito, la temperatura era agradable hasta el punto de que las terrazas estaban todas repletas de gente comiendo al sol. El local se encuentra situado en pleno paseo de la playa de la Malvarrosa y aunque se trata de uno de esos módulos prefabricados se nota que de unos años a esta parte ha cuidado su aspecto interior acometiendo una importante reforma que lo ha convertido quizás en el restaurante más distinguido entre sus vecinos. Mesas bien vestidas, aunque con servilletas de papel, pero con buena vajilla, cubertería y cristalería. Como nos dormimos un poco al hacer la reserva (llamamos solo 2 días antes)y lo tenían ya todo reservado nos tuvieron que acomodar en la nueva zona de entrada donde tienen unas mesas en las que te sientas en unos sofás no muy grandes y allí nos tuvimos que acomodar, lo mejor que pudimos, cinco personas en un sitio que realmente esta pensado para cuatro comensales, menos mal que la sección femenina están bastante delgadas y así se sentaron las tres juntas sin demasiada incomodidad.
En cuanto a la comida pedimos un par de entrantes antes del tradicional arroz que es lo que hay que pedir, y que pide todo el mundo, estando en Valencia y en una zona como ésta. Los entrantes fueron:

- Revuelto de alcachofas con foie y huevo de corral. Un plato que aunque sencillo estaba delicioso y con una perfecta combinación de sabores que le reportaban esos tres elementos y que además la untuosidad del foie y la yema del huevo te incitaban a acompañar con pan. Por cierto, una pena que el pan no fuera de calidad (bien tipo de pueblo crujiente o al menos tostadito) pues se trataba de unas cortadas grandes de ese pan que está a mitad de camino entre el pan de molde y el de pueblo, que no llega a ser ni lo uno ni lo otro, y que apenas tenia corteza y casi todo era miga blanca y dulce como el pan de molde.

- Pata de pulpo a la brasa sobre parmentier de patata. Otro plato que comienza ya a ser un clásico en la mayoría de restaurantes pero que estaba francamente bueno con la textura perfecta del pulpo (bastante tierno) y con ese sabor tan característico que le aporta el pimentón dulce y la sal gorda.

Por lo que respecta al arroz nos decantamos por un meloso pues últimamente los preferimos a los secos. En este caso fue un arroz meloso de bogavante con boletus. Muy bueno de sabor aunque el bogavante se apoderaba completamente de los boletus que apenas se notaban y faltaba quizás un mejor entendimiento entre ambos elementos. En cuanto al punto de cocción del arroz éste estaba algo justo para mi gusto (yo lo hubiera dejado 5 minutitos más al fuego) aunque se dejaba comer con facilidad.
De postre 2 personas pedimos "Muerte por chocolate", que aunque parezca el título de una película de Tim Burton se trataba de una tarta en la que se mezclaban varios tipos de chocolate y texturas resultando bastante dulce, aunque si amas el chocolate, como es mi caso, te la comes la mar de feliz. Los otro 3 pidieron "torrija de horchata con helado de leche merengada" que resulto ser mejor postre que la tarta. La torrija perfectamente elaborada tenia un delicado y suave sabor a horchata y canela que combinaba a las mil maravillas con el helado que le hacia de acompañante.
La bebida fueron un par de botellas grandes de agua y un par de botellas de albariño, la primera de una marca que desconocía y que quise probar a ver que tal y que no me terminó de gustar y la segunda, terminados ya los experimentos, fue un Martin Codax con el que siempre se acierta.
Terminamos la comida con 3 cafés cortados y uno solo, y unos chupitos de crema de orujo cortesía de la casa.
En cuanto al servicio a pesar de que ese día estaban literalmente desbordados he de decir que el camarero que nos atendió trató de estar en todo momento pendiente de nosotros y suplió alguna que otra espera con un carácter campechano y simpático que en mi caso siempre agradezco.
En resumen decir que se trata de un restaurante bien ubicado desde donde puedes comer o cenar mirando al mar sin salir de la ciudad en una playa con el encanto de la Malvarrosa, con unas instalaciones cómodas que te hacen sentir a gusto y donde apuestan por una cocina mediterránea (la lógica según su emplazamiento) de platos típicos y tradicionales pero donde la calidad del producto y su esmerada presentación son el común denominador. Como no podía ser de otra forma los productos del mar tienen una gran presencia en su carta, pero los arroces son sin lugar a dudas su auténtico buque insignia. Aunque es cierto que necesitan mejorar algunas cosas como por ejemplo la carta de vinos que no es muy extensa, la calidad del pan, sustituir las servilletas de papel por unas de tela o ajustar mejor el precio un poco elevado de algunos de sus platos, es sin lugar a dudas una de las mejores opciones para comer cuando se visita esta zona marítima de Valencia.

Solo he ido 2 veces, la primera vez pedimos arroz a banda, estaba bueno no lo niego. Esta ultima vez ha sido a la carta.
Entradas:
Pescadito frito (no estaba mal pero frios)
Ensalada de Bogavante ( 1/4 de bogavante y mucha ensalada calidad/precio 3)
2º plato:
Emperador plancha (normalito)
Rape plancha (le faltaba sal)

En la bodega solo encontarmaos los vinos de siempre.

No lo recomiendo, en la playa de Valencia ha sitios mejores y mas baratos

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