Ajeno a la polémica, sorpresón.

Hacía días que andaba detrás del poner algún comentario sobre la comida celebrada en este restaurante el sábado del Encuentro, y me he llevado bastante sorpresa del comentario de Anubis, no lo había leído. Yo creo que si se encontraba mal con cefalea es completamente lógico que no pasara un buen rato y toda su estancia estuviera tamizada por este malestar.
Mi experiencia fue completamente diferente, lo pasé muy bien y comí fenómeno, sólo lamenté no tener más tiempo para disfrutarlo pues la cata de Valbuenas no esperaba.
Lo primero que llama la atención es el emplazamiento en el extrarradio de la ciudad, parece un pueblo más que un barrio.
Y efectivamente el local es ruidoso, pero quizás eso le da parte del encanto pues ya ves que los clientes son gente del lugar, familias enteras coincidieron con nosotros y se les veía disfrutar igual que el grupo de veremeros, de hecho yo creo que los más sofisticados éramos nosotros y sin embargo allí nadie desentonaba.
Los platos me gustaron, con un punto de juego y desenfado como el bacalao con la lata que abrías y contenía la guarnición de cebolla y pimiento verde pochado, la carrillera de categoría y como anécdota la croqueta de criadillas que como no sabíamos la palabra en valenciano lo que significaba nos comimos tan ricamente; cuando luego nos enteramos quizás nos hubiese dado más reparo a mi mujer y a mí.
Los vinos portugueses que nos ofreció el propietario fueron un festival, a cuál mejor y original. Es difícil sorprendernos en este tema y él lo consiguió. La atención que nos demostró excelente en mi parecer.
Por poner algún pero a mí personalmente la decoración de las mesas con el mantel-protector de piedras no me gustó.
En resumen, estoy deseando volver, seguro que allí con un poco más de tranquilidad saboreas todavía más la comida. Es un restaurante con "duende".
La RCP me pareció sensacional.