Local de decoración sobria y elegante. Manteleria de hilo que contasta con cubiertos y cristaleria de bajo nivel. Vajilla resultona. Mesas con una cierta intimidad y silloncitos bien cómodos. Carta con una veintena de referencias que complementa el m aître cuando te entrega la carta con las recomendaciones del día. Carta de vinos solamente italianos Y de champagnes. Servicio algo agobiado, pues solo habia un camarero que encima era el que tomaba las comandas.
Pedimos unos raviolis de alcachofas con salsa ligera de setas y unos raviolis de ricota con salsa de tomate natural y albahaca. Muy buenos ambos.
De plato fuerte tomamos atún fresco a la plancha con verduritas. Buena calidad del producto y las verduritas al dente. Muy bien
Postre flojo. Un crujiente de manzana con helado de vainilla y un soufle(que no era souflé) con sabayón de amaretto.
De beber agua y dos copas de vino blanco, que sirvieron fuera de nuestra vista y ni nos dijeron de que vino se trataba. En la cuenta se habia equivocado y nos cobraban un plato de más....
Esta bien, pero....
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