Trattoria frente al mar

Me propone un amigo/cliente que comamos en esta Pizzería. Yo accedo con reparos porque lo que recuerdo de este lugar 15 años ha, es que era una vulgar pizzería en primeria línea de playa dirigida a turistas sin ninguna pretensión.

Sin embargo me he visto sorprendido por un local que ha evolucionado, no sólo en su ambiente y decoración sino en su oferta gastronómica. Al parecer el chef viene de un stage en una escuela de hostelería suiza y ha imprimido una nota de elaboración y sofisticación a toda la carta, en la que además ha aumentado considerablemente la oferta.

Ensaladas, entrantes variados, pasta fresca, carnes y pizzas. Estamos por tanto ante una trattoria propiamente dicha, pero con una calidad en la ejecución que la situa un peldaño, tal vez dos por encima de otros establecimeintos del mismo estilo.

Probamos las endivias al roquefort, que sirven con un mousse o espuma de roquefort muy suave. Una ensalada de queso de cabra con buena materia prima, un hojaldre de setas bastante bueno y un chuleton de ternera algo pasado de punto. Imperdonable, y así se lo hicimos saber al maitre que lo acompañen con patatas fritas congeladas. Según él lo hacen por exigencia de la numerosa clientela británica que les visita.

Especial mención merece la carta de vinos, comprensiva de una muy buena selección y con notas de cata. Dejamos que Rafa, el maitre, nos aconseje y nos trae una botella de Ermita de San Felices crianza, que hace honor a la bodega de donde proviene, Santiago Ijalba.

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