Domingo 10 de mayo me tocaba cenar en Bilbao y quien mejor para acompañarme en un buen ágape en la ciudad que el amigo Gasti. Mucho trabajo tuvo para encontrar un local abierto el domingo por la noche pero al final hubo suerte.
Allá que nos presentamos a las 21 h con ganas de disfrutar de una buena velada con buena comida y buena compañía.
La sala es bastante clásica en su decoración, con una separación correcta de unas mesas de buen tamaño (menos una) bien vestidas. Sillas cómodas, cubertería y vajilla también clásicas pero de calidad. A mí ya me va bien, que a veces las moderneces no hacen sino complicar innecesariamente las cosas (recuerdo desde cuchillos escurridizos hasta platos imposibles de coger para el camarero). Servicio de sala profesional, atento en todo momento, aunque quizás un poco distante.
Disponen de carta y un par de menús (degustación de nuestras costas y degustación de nuestros campos). Nos decidimos por el primero de ellos. El precio del menú (50€) incluye bebida y cafés. Los vinos blancos que se puede elegir con este menú son el Protos verdejo y el Monopole. Tomamos el verdejo.
De entrada nos pusieron un par de snacks, un gazpacho bastante potente en ajo y otro que no recuerdo.
El primer plato fue una ensalada con lomo de atún rojo y anchoas marinados. Correcta, hojas frescas y buenos marinados.
A continuación tomamos unos chipironcitos a la plancha "Pelayo", con cebolla en 3 preparaciones: mermelada, confitada y rebozada frita. A esta última le faltaba el crujiente que uno espera. Buen producto para un plato sin secretos.
El plato principal fue un buen rodaballo a la brasa con su fritada. El amigo Gasti comentó que estaba bueno pero que los ha comido mejores. Para mí la verdad es que estaba buenísimo, jugoso, sabroso, quizás con cierto exceso de aceite de la fritada, aunque ya me encargué de hacerlo desaparecer del plato con ese pan delicioso que nos sirvieron. Muy buen pan, insisto. Y es que un mal pan a mí me puede estropear bastante una comida, que soy muy "panarre". Acompañando el pescado nos sacaron unas patatas y pimientos.
El postre fue una torrija con chinchón dulce flambeado y helado de romero. Buena torrija (está de moda este postre últimamente) y interesante la combinación con el anís y el helado de romero.
Para acabar, unos buenos cafés que tomamos en el exterior.
En definitiva, buen producto bien ejecutado sin complicaciones. Y sobretodo excelente la compañía ;-) Nos echamos unas buenas risas, que siempre ayuda cuando uno está lejos de casa.