Bonito local, de decoración moderna y diáfana con buena separación de

Bonito local, de decoración moderna y diáfana con buena separación de mesas, situado en primera línea de playa. Terraza de verano cómoda, aunque algo ruidosa. Buena barra de aperitivos.

Cocina sin complicaciones que se basa en las excelentes materias primas que proporciona el Mediterráneo, con unos fresquísimos pescados (un San Pedro de fábula), delicados mariscos de concha (concha fina, mejillón, coquinas) y los mejores crustáceos (langostino de Sanlúcar, gamba roja de Almería o quisquilla de Motril). Máxima calidad, buen tratamiento y exquisita presentación. Destacables arroces, sobre todo el caldero de Bogavante. Y muy ricos los postres caseros.

El restaurante hace honor a su nombre y la carta de vinos resulta interesante con buenos cavas, selección de blancos nacionales y un buen número de tintos de prestigio también de ámbito nacional. Vajilla y cristalería de nivel y servicio muy atento y amable. Vinos conservados en cavas climatizadas.

Me ha gustado este restaurante, tanto para tapear con un buen fino (lo siento, pero nos bebimos las existencias de Puerto Fino Lustau) como para comer a la carta. Calidad, buen servicio y distinción en una localidad turística.

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