De visita obligada para los amantes de la cocina italiana

Otra agradable sorpresa descubierta en esta sección.
El local es pequeño, con sillas incómodas, ausencia de mantel y servilletas de papel, aspectos que quedan en segundo plano sabiendo que aquí lo importa es el contenido más que el continente, una cocina auténtica italiana en el que cobra una especial relevancia la pasta, toda de elaboración propia.
Optamos por el menú degustación (recomiendan pedirlo cuando reservas) formado por un tres entradas, tres o cuatro degustaciones de pasta (en función del hambre)y un surtido de postres a 16,5€.
Todos los platos tienen un toque que los hace diferentes a la mayoría de restaurantes italianos. Destacaría su versión de la ensalada caprese, el tartar de buey con pera y todos los platos de pasta: los raviolis rellenos de espinacas con mantequilla y salvia, los espaguetis con guindilla y ajo y la pasta con auténtica salsa carbonara (nada que ver con los engrudos que se hacen muchas veces al ponerle nata y cebolla). Para acabar un surtido de tartas.
Los panes también son caseros.
Respecto al vino tienen 5 o 6 referencias de tintos escritas en una hoja y un par de referencias fuera de carta. Nosotros optamos por un Chianti (12€) que estaba a una temperatura correcta.
No hay servicio del vino, aunque las copas no están mal.
Tambíén ofrecen algunos platos por encargo y comida para llevar a casa.
Muy recomendable

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