Restaurante La parrilla de San Lorenzo en Valladolid
Restaurante La parrilla de San Lorenzo
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:

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Precio desde:
33,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
41 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.4
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
6.5
Comida COMIDA
8.1
Precio medio entorno ENTORNO
7.6
RCP CALIDAD-PRECIO
7.2
Opiniones de La parrilla de San Lorenzo
OPINIONES
8

Recomiendo leer el comentario del compañero Nachoferpla que suscribo totalmente en todas sus apreciaciones desde la decoración del local hasta las recomendaciones gastronómicas y comentarios a la carta de vinos. Bastante culpa, por ello, tiene de nuestra elección.

Cuatro amigos para comer y optamos por descartar la opción de pinchos de Los Zagales que ya probamos la vez pasada y que siempre merece la pena pero buscábamos más contundencia.
Amplia carta de comidas pero aquí hay dos opciones recomendadas o lechazo (dicen que el mejor de Valladolid) y el chuletón en dos versiones: ternera alistana joven y vacuno mayor a la parrilla de leña.

Comimos compartiendo:
. pastel de hígado de lechazo churro y confitura de ciruela: bueno y fuerte de sabor, presentado a modo de bolas con pan para untar.
. ensalada de salmón marinado con olivas y manzana: básica sin mucho aliciente, bien aliñada.
. escabechados de carnes (capón, corzo, pato azulón, faisan): muy interesante el plato que se mantiene en carta desde que se abrió el local, hace ya varios lustros. Sin sobrecarga de vinagre con buena textura de las carnes. Recomendable.

Principales:
. perdiz de ka tierra guisada al anissette y compota de pera: perdiz entera de buen tamaño, bien guisada, algo azafranada de color.
. chuleton de vacuno mayor x 3: daría para dos personas pues es un chuleton de más de 5 cm de altura, poco hecho como se pidió, muy bien de sabor y textura.

Un buen pan, tipo pan de aceite a modo casi de torta del que repetimos. No llegamos a los postres y nos quedamos en los cafés.

Para beber un buen Quinta Quietud 2013 que arrancó un poco tánico pero se atemperó rápido. Una grande de agua sin gas Solan de Cabres y una pequeña de agua con gas Vichy.

El local con alto nivel de ocupación, servicio muy profesional y con muchos trienos a cuestas donde no hace falta insistir en nada, todo está ya previsto.

El sábado pasado fuimos a cenar un grupo de amigos que íbamos por primera vez a Valladolid (invitados por un amigo oriundo de allí). El jueves se reservó lechazo para siete personas y se confirmó la reserva en persona en el restaurante. Cuando ya estábamos sentados en la mesa con parte de la bebida servida, se nos comunica que sólo había lechazo para dos/tres personas y que no podían honrar la reserva que nos habían aceptado y confirmado.
Me parece un trato abusivo y falto de toda educación.
No creo que vuelvan a vernos a ninguno de nosotros más por allí.
Y el lechazo tampoco es el mejor que yo haya probado en mi vida.

Tras varios años sin aparecer por ahí, el pasado viernes decidí hacer una nueva visita a un clásico de la restauración vallisoletana: La Parrilla de San Lorenzo.
Muy céntrico, el restaurante está ubicado en los sótanos de un convento del siglo XVI (o por ahí). Con techos abovedados, distribución laberíntica y decoración acorde a la antigüedad del local, es un lugar sin duda digno de visitar. A algunos les podrá parecer un poco “rococó” pero para mi gusto mejor pecar de parecer que estás comiendo en un museo a que Chicote lo convierta en un Pans&Company.

En anteriores ocasiones, dado que iba acompañado de no vallisoletanos, hice lo que lo aquí estamos obligados a hacer si viene alguien por primera vez a nuestra ciudad, y encima vas a comer a La Parrilla, es decir, comer lechazo asado. Y aunque no me arrepiento, ya que es el mejor lechazo que he comido en Valladolid capital, en esta ocasión me apetecía probar su también famoso chuletón. Antes comimos dos entrantes:
- Ensalada de bacalao y berberechos. Simplemente bien. Le acompañaba una teja de almendra que me pareció excesiva para darle el toque dulce.
- Chipirones en su tinta: buenísimos y ración abundante. Acompañado de un arroz con gambas también muy bueno. Lo peor es que en la carta se mencionaba algo de unos carabineros que en el plato no aparecieron por ningún sitio.

Y después llegó el chuletón a la brasa. De “buey”, faltaría más. No es de tamaño abrumador, pero sí suficiente para dos personas si, como hicimos, te metes dos entrantes antes. Francamente rico, tierno y sin apenas grasa, lo acompañan de un platito con patatas fritas excepcionales y pimientos asados.

De postre, tarta de la monjas. Un pelín decepcionante, mejor que la tarta en sí estaban las natillas que la recubrían.

Buen café e invitación de la casa a chupito.

Carta de vinos con predominio absoluto de vinos tintos, y dentro de estos, Ribera del Duero y Toro (sus dueños tienen otro restaurante, también en un convento, cerca de Zamora). Tengo querencia por probar los vinos “de la casa”, así que pedimos el tinto recomendado, un crianza que, aunque casi me hace caer de espaldas cuando me lo acerqué por primera vez a la nariz, se suavizó bastante con el tiempo, y en boca estaba bastante aceptable. Por 12 €, buena RCP.

Servicio eficiente. Quizás demasiado, que para un día que salgo, no pasa nada porque se demoren algo entre plato y plato.

Todo lo citado para dos personas, más pan, agua, y el IVA que no está incluido en la carta (mal), 76 €.
En definitiva, una ubicación “monumental” en el sentido literal del término, con comida clásica y bien ejecutada, y más barato de lo que podría parecer. La ausencia de sorpresas, en el plato y en la cartera, lo continúa convirtiendo en una de las primeras opciones que hay que barajar para invitar a comer en Valladolid, especialmente, por aquello del lechazo, a visitantes foráneos.

Comida un lunes 5 de diciembre, en plena semana del puente.
Llegamos puntuales a las 14:30, nos sentaron en el primer comerdor que hay entrando a la izquierda (4 mesas). Paredes de piedra, decoración rústica.

Desde que nos sentamos hasta que nos tomaron nota, pasaron 35 minutos, se ve que estaban bastante liados, y tuvieron algún que otro despiste.

Probamos un plato de jamón, bien sin más, y una tulipa de hongos y foie, que es un plato que viene con una teja dulce, un paté de hongos y trozos de foie a la brasa, muy bueno.
De segundos, el solomillo y el chuletón de ternera. Tieenen parrilla a la vista y las carnes las terminan en la mesa en un plato de barro en el que comes. El solomillo esquisito, el chuletón se les pasó un poco el punto. De postre compartimos una esquisita tarta casera, que hacen las monjas según me comentó.

Carta de vinos con predominio de riberas: probamos Condado de Haza, en copas correctas. Servicio del vino limitado a dar a probar.

Conclusión: buenas carnes, restaurante interesante, pero el servicio debe mejorar.

Pues esta semana, por motivo de trabajo, estuve en Valladolid, y siguiendo las recomendaciones de amigos y las valoraciones previas, acudí a La parrilla de San Lorenzo a cenar.
Primero comentaré los puntos negativos: mantel con quemaduras y agujero (disimulado con la colocación de plato encima).
De entrada, jamón de guijuelo y la ensalada de caza.
No se pudo degustar el Lechal, ya que como cosa excepcional estaba agotado (sí señor, varios congresos y la semana de cine de Valladolid hacen estragos de estos) por lo que optamos por chuletón de ternera de Aliste, solomillo y avestruz. Todo ello estupendo con mención de honor al chuletón y solomillo.
Todas las carnes regadas con pago de carraovejas crianza 2006 a un buen precio (33E creo recordar).
Para postres, tal y como ya se ha comentado en otras ocasiones, uno no se puede ir sin probar la tarta de queso, tan cremosa que hubo que repetir.
En fin, un restaurante que no decepciona, apuesta segura en tu visita a Valladolid.

Este restaurante me ha parecido genial en todos los aspectos,sin defraudarme en nada.

Encargamos lechazo para tres comensales(1/4 y medio)y un solomillo de ternera a la piedra

para mi mujer que estaba exquisito(al igual que el lechazo).Dos entrantes(foie y
chipìrones,buenísimos),y un postre a compartir para chuparse los dedos!!Vino de la
casa,muy bueno y la atención en todo momento muy correcta,sin agobiar.Es una de esas
comidas para recordar toda la vida!!!

Me han dicho que hay uno en Zamora del mismo dueño que es mejor todavía!!

El domingo despues de dar una vuelta por la feria de Alimentaria.Nos fuimos a comer a La Parrilla de San Lorenzo.Nos lo recomendaron en la feria ya que dimos con el stand del Convento I de Zamora (que ya conocemos )y nos dijeron que pertenece al mismo dueño.
Todo muy bueno la verdad es que la elaboraciòn se parece bastante a la del Convento.El trato muy bueno y el lechazo exquisito, tomamos un vino que nos recomendaron de su propia bodega Tresantos Vendimia Seleccionada y estaba muy bien.Para volver

La parrilla de san lorenzo es un sitio mitico de valladolid.esta my bien decorado y el trato es afable.buenas carnes,un lechazo exquisito y el jamon iberico esta de lo mejorcito de valladolid,la carta de vinos es amplia no muy arriesgada pero esta bien

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