Complicado poner una valoración a la experiencia que vivimos en Diverxo. Básicamente por que David lleva la cocina a unos límites insospechados, que a veces traspasan la línea de lo corriente e incluso puede llegar a ser "inmoral".
Cocina muy arriesgada. Los sentidos a veces se extrañan de lo que perciben. Los platos están presentados cual pequeñas obras de arte y en boca se muestran sorprendentes. Me gustaría repetir la experiencia sólo por volver a desgustar a ciegas los platos.
Dos menús posibles, de 95€ y 140€. Elegimos el segundo, el cual incluía, aparte del aperitivo de vainas de soja:
* Lienzo de yodados y coco joven. Guiso ligero acidulado de berberechos, zamburiñas y pochas. Mejillones en escabeche, pochas con coco, sardinas y jalapeños.
* Kimchee de fresas, yogurt y café con chipirones de anzuelo a la llama directa del wok.
* Caldo de perdiz escabechada, anguila ahumada y fideos del mar. Sándwich crujiente de perdiz y angulas
* Carrillera glaseada al jengibre con albahaca, parmesano y trufa. Patata canaria y tuetano
* Posticker Shanghai de pato, zanahoria morada y ketchup de tomatillo de árbol. Lenguas de pato bravas.
* Cocotxa de merluza al pil pil de foie, finger lime y horse radish.
* Espárrago blanco a la mantequilla negra con emulsión de leche de oveja, liebre y salmonete.
* Salmonete frito-glaseado untuoso de vino rojo chino. Carabinero
* Cocido pata negra shabu shabu.
* Ensalada de piña y anisados.
* Ponzu de pomelo, chocolate blanco, miso y mostaza.
Permitanme que no detalle uno por uno los platos, hay más usuarios que lo han expresado mejor de lo que yo lo haría. Simplemente comentaré mis impresiones generales.
Hubo platos tremendos y otros que personalmente no me dijeron tanto. El comienzo es brutal, con el lienzo de yodados y coco joven. El Kimchee era una obra de arte visual con contrastes de sabor, muy bien, pero sin 'lágrima saltá'. De los de gran 'lágrima saltá' fueron en mi opinión el espárrago y el ponze de pomelo, este último postre combinaba mágicamente muchos sabores, apasionante el toque de la mostaza "explosiva"... Detalle curioso fue que la carrilera era de atún, y no de cerdo. Magnífico el sándwich crujiente de perdiz y angulas. Las lenguas de pato pues jeje, sabían a torreznos.
Maridé con copas: Gramona, Luna beberide, Noval tawny 10, La panesa, Chablis gran cru Vaudesir (no recuerdo productor), Bernaveleba, Elixir 79.
El precio que incluyo es del menú. Por el maridaje pagué aprox. unos 50 euros.
Creo que David está innovando y arriesgando, y es de agradecer pues el resultado general salta a la vista (y al gusto, y al olfato...)