Una gran experiencia

La reforma del restaurante, cambia por completo la antigua configuración y ambiente. El resultado le da un aire muy desenfadado,sencilo y de espacios suficientemente amplios.Sillas muy cómodas, mesas enormes, cubertería, vajilla y cristalería acorde al excelente servicio. Hay unas mesas en la parte izquierda de la sala, que tienen una especie de sofás a pared muy accogedores y cómodos, decorados con cuadrantes. Tiene un reservado de unas 8 plazas muy interesante para momentos especiales.

Cada uno de los 6 platos que degustamos,a compartir entre los 4 que cenamos, eran muy sabrosos. Carpaccio de gambas, crujientes de bacalao, croquetas de gorgonzola, ensalada de tomate valenciano con bonito, pimiento rojo,bacalao y mojama, ravioli de bacalao en fumet de pesacado, y un solomillo trinchado por último.
Los postres maravillosos, sobre todo la torrija casera.

La elección de los vino fue a cargo del maitre, quien nos preguntó por nuestros gustos y a partir de ahí acertó con un albariño y un rioja de un resultado espléndido.

Una gran sorpresa, ya que aunque ya lo conocía de anteriores ocasiones, con la reforma que ha sufrido, la sala se adapta a la personalidad de los platos que salen de la cocina.

No me cabe duda que al tiempo se va a convertir en un restaurante de los preferidos de los amantes de la buena gastronomía y servicio.

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