EXCELENTE PARA UNA CENA INFORMAL

En un entorno de decoración informal se prepara una cocina orientada a la formula tan española del "picoteo al centro". Nosotros pedimos croquetas de bogavante, habitas con jamón y gambas, pulpo al horno y calamar a la plancha. De segundo (también al centro para compartir) una de huevos fritos con patatas y gulas y otra de huevos con foie y queso. Todo lo descrito estaba realmente rico, en su punto y con materias de buena calidad.
La carta de vinos es corta pero tiene de todo un poco, nosotros regamos nuestro picoteo "light" con una botella de Leda crianza, otra de Abadía Rivola Reserva y por último Remelluri Reserva. Aunque no te sirven el vino sí que se hace el cambio de copas correspondiente (cristalería de buena calidad).
Como pre-postre pedimos un poco de queso y prepararon una estupenda selección de manchegos curados y semicurados. Por último, y quizás sea el único punto donde flojea el restaurante, en los postres tuve la impresión de que eran 'prefabricados' (al menos mi tarta de chocolate).
Respecto al servicio decir que un equipo joven atiende las mesas con prontitud y simpatía. Muy buen ritmo en sacar los plato a la mesa. Además nos invitaron a los cafés y a las copas (un buen gin tonic y chupitos).
Y lo mejor de todo viene ahora; relación calidad precio excelente. Con todo lo cenado (y bebido) quedamos en 52 euros por comensal. Probablemente esto explica porque en estos tiempos de crisis el local estaba lleno y dobló varias mesas hasta que a las 23:30 dejaron de admitir gente que venía a cenar (pues realmente ya no son horas).

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