Sofisticado a la vez que caro

Me llevaron un grupo de amigos a los que les gusta experimentar nuevas sensaciones culinarias. Cuando me quise dar cuenta estábamos sentados en una amplia mesa tipo taller justo al lado de la cocina de donde sólo nos separaba un cristal con las comandas. Muy original. Pedimos los menús que tenían a razón de más de 200 € por persona y que lo componían quince platos servidos a lo largo de mas de dos horas. La verdad es que creo no estar preparado para este tipo de gastronomía y no sé si soy capaz de llegar a degustar en su justa medida tal despliegue de medios: cambio de cubertería para cada mínimo plato, permanente atención de los camareros, explicaciones cada vez que nos servían uno de los quince platos, degustaciones contínuas y paralelamente de aceites, sales, mantequilla, panes.... De vino bebimos dos botellas de Quercus y un magnum de Pétalos, ni que decir tiene que perfectamente servido como no podía ser de otro modo. El precio del vino, en comparación con la comida, no me pareció caro.
Como experiencia me parece que hay que ir, aunque se hace muy caro. Con vino y copas de sobremesa unos 240 € persona...

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