Uno de los imprescindibles en Valencia...

Kaymus es uno de esos restaurantes que ha sabido ganarse un merecido reconocimiento entre la restauración valenciana. Nacho Romero en la cocina y su padre Abraham en sala, acompañados de un equipo eficientes y atento garantizan el disfrute.
Me gustó mucho el comedor, amplio, con una decoración moderna y atractiva y con unas mesas cómodas y con notable separación entre mesa y mesa.
Carta de vinos muy interesante con algunas opciones excepcionales en precio, como el Ruinart Blanc de blancs que protagonizó nuestra comida. Sus propuestas en platos concretos de tomar una copa de tinto (Numanthia en nuestro caso) y de un riesling semidulce (Joh. Jos. Christoffel Erben) en los postres ayudaron a que le disfrute fuera máximo. También el cava de entrada (Castell de Sant Antoni) fue un buen comienzo para el disfrute. Buen coperio y servicio muy profesional, con envinado de las copas y una constante atención para que estuvieran llenas.
Tomamos el menú de degustación (45€/persona). Comenzamos por una excelente Vichisoise, excelente en sabor, suave, y con una textura impresionante. El orden exacto no lo recuerdo al 100% pero tomamos también croquetas Caseras de cocido, y lo de caseras debe ir en mayúsculas. Ostra con Gin tonic de Hendrick’s, de nuevo con un notable equilibrio de sabores y texturas, ensaladilla rusa con salpicón de marisco, un plato tradicional en el que prima la calidad de la materia prima. Espectacular su plato mar-y-montaña: Chipirón en su tinta relleno de blanquet. Con el Tartar de atún con salmorejo y gazpacho de aguacate de nuevo volvemos a los plato 'convencionales' donde el trabajo y el respeto a las materias primas son los protagonistas. Kokotxas de merluza con crema de ajos confitados e ibérico, una delicia en la que se consigue un plarto delicado y muy sápido a la vez. Luego vino una magnífica Lubina y cerramso con su Rossejat de fideos con jamón ibérico, un plato muy sabroso, con sabores potentes. Para los postres elegimso la opción menos golosa, que comenzó con los Aromas de Tanqueray Ten, un postre cítrico y refrescante y acabamos con una sencilla Tarta de queso fresco cuajado, plato magnífico pese a su simplicidad. Muy bueno el cafe. Pongo el precio por persona... sin vino.