Local de decoración moderna, amplia sala, mesas bien vestidas y buena distribución de las mismas. Las sillas de bonito diseño y cómodas. Detrás de la pequeña recepción de la entrada y al principio de la sala, se sitúa una cava acristalada y climatizada donde descansan los vinos. También dispone de reservado.
La cocina me atrevería a clasificarla como creativa, basada en la buena materia prima con que la realiza y la correcta armonización de los productos que la integra. La vajilla y cubertería moderna y funcional.
Elegimos el menú “verema” especial para el encuentro, a saber:
• Ostra al gin tonic de Hendrick’s
• Ensalada de salmón a baja temperatura y crema de queso con frutos secos
• Vieira con molleja y royal de alcachofa
• Pescado de roca con crema de ajos confitados y salteado de verduras
• Presa ibérica a la brasa con crema de queso azul y piña caramelizada
• Tarta de queso fresco y leche cuajada
• Sopa de chocolate a la taza con browny, pera caramelizada y sorbete de coco
La carta de vinos no la ojee, ya que aportamos nosotros el vino (sin coste de descorche, al estar inscritos en el encuentro) pero por las referencias que pude constatar a simple vista en la cava acristalada, es amplia, variada, elegida con criterio y con referencias interesantes. Las copas de calidad.
Como ya he comentado reservamos en este restaurante con ocasión del encuentro verema. He de decir que tenía depositadas en este restaurante muchas expectativas a tenor de lo leído en verema y lo recomendado por otras fuentes y del cual salimos decepcionados, no por el entorno (que es estupendo), ni por la comida (que es creativa y buena), sino por el servicio, de como gestionaron los problemas que se suscitaron y la actitud hacia nosotros por parte del responsable de sala. Cuando hice la reserva advertí, en la segunda ocasión que llamé para ajustar la misma en cuanto al número de comensales, que una de las comensales era vegetariana, quien atendió la llamada dijo que no había ningún problema, cuando al inicio de la cena recordé la condición de mi amiga, salió hasta el cocinero a la sala para indicarnos que deberíamos haber avisado (¿?) ya que no podía realizar el menú adaptado, cosa que no es del todo cierta, ya que finalmente le adaptó un menú a sus circunstancias y a su entera satisfacción, pero antepuso el problema a la solución. Durante la cena, ya nunca más se acercó el responsable de sala, que se mantuvo distante, salvo en una ocasión para comentarnos, de manera fría, que “tenían un problema logístico con las copas y que no sería posible cambiárnoslas con el cambio de vino”, cuando en la mesa todavía teníamos restos de copas de otros vinos, que digo yo que hubiesen podido lavar hasta el momento en que las hubiésemos necesitado, pero para mayor abundamiento, me fije que a las otras mesas todavía les llevaban copas nuevas. ¿Será que les molesto que llevásemos los vinos? (no tiene sentido, era algo que ellos mismos ofertaron). El restaurante estaba lleno, pero con el tiempo que llevan abiertos, no me creo que no tengan suficientes copas cuando tienen el restaurante lleno.
Mención aparte el camarero que nos sirvió en el transcurso de la cena, que fue atento, diligente y dispuesto.
El menú se ofertaba por 42 euros por persona, pero con los extras del servicio de mesa (2 euros por persona), las cervezas, el agua y cafés, además del menú adaptado que cobraron a platos sueltos y el 8% de IVA, la cuenta final ascendió a 263.09 euros para cinco comensales, sin vinos, ya que como ya he dicho anteriormente los aportamos nosotros.
En definitiva un magnífico entorno, una cocina creativa bien resuelta, pero un responsable de sala que no está a la altura de las circunstancias. EMHO, un buen restaurante debe mantener un buen equilibrio entre estos pilares, entorno, cocina y servicio y si falla el servicio “el restaurante se queda sin alma”. Es una pena, pero no creo que vuelva, la oferta en Valencia capital es amplia y diversa.