Hacía tiempo que no visitaba el local. Un lujo ir el día 31 a comer. Estábamos solos, bueno, una mesa más. El único problema, es que habían algunas cosas que no tenían, especialmente en la carta de vinos "en reconstrucción".
Local bonito, bien vestido, bien servido, para disfrutarlo y más aún en estas condiciones.
Mientras esperaba al resto me tomé una copa de manzanilla pasada con unas buenas aceitunas, un pan del Turris, con lo que aproveché, también el aceite y la sal.
Comimos, de forma compartida, como entrantes:
Unas discretas croquetas de jamón (poco)
Unas buenas anchoas del cantábrico
Un excelente lomo ibérico de Maldonado
Y pedimos unos buñuelos de bacalao. Como no tenían, nos lo cambiaron por un sabrosísimo bacalao al pil pil (tres trocitos, excelentes), salimos ganando.
De platos principales:
Unos calamares de potera (sabrosos)
Un rape con alcachofas (no probé)
Una buena ventresca a la plancha
Bebimos un Terras Gauda
Y de postre un trio de chocolates (bueno)
Buen café

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