Cena de fin de año

Jose y Clara la verdad es que se lo trabajan muchísimo. Ya somos clientes habituales del restaurante. La carta ofrece cambios de manera paulatina y siempre para bien y para gratas sorpresas. Esta vez decidimos ir unos amigos de cena de nochevieja allí. A la sazón, Jose y Clara se prodigaron un en extenso menú, selecto y elaborado. No fue pantagruélico que es como no han de ser las grandes comidas. Mucha gente confunde comer bien con comer mucho. Más bien era un festival de platos, propio de unas jornadas gastronómicas o de un menú de degustación.

Entre los platos me quedo con tres, cuya factura y presentación rayan lo sobresaliente. Primero citaré un rulo de foie con una cobertura de pistachos garrapiñados, toda una experiencia gustativa.

En un segundo lugar la crema de alcachofas con espuma de pipas y con panceta resultó una delicia.

Por último me quedo con el ternasco. Marinado y horneado y con un punto de regaliz. Es difícil encontrar una combinación de sabores tan equilibrada.

Tan historiada comida vino acompañada de diferentes vinos, dulces, blancos y tintos para finalizar con postres y cava.

Hay que hacer mención aquí a los desayunos del lugar. Clara prepara unos desayunos que nos retrotraen a una esencia rural perdida ya en nuestros días. Los huevos fritos no tienen parangón, son frescos, recién puestos ese mismo día por las gallinas, con una yema naranja y rutilante.

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