Soy de Pedro Espina: Japón en Madrid

Un oasis en la ciudad, tras una fachada marcada por la ausencia de todo, por la presencia de nada. Sinceridad, trasparencia, principios, energía, alma, pureza. Sentimientos que se perciben en la casa del único itamae español, en Soy de Pedro Espina.

Finales 2008, abre Soy, que significa “estar cerca de”. La filosofía en el nombre. El cartel que indicaba el restaurante se cae dos veces, lo asimilan como algo espiritual, y no se vuelve a colocar. Sala deliberadamente austera y pequeña, con capacidad para unas veinte personas. No quiere más para asegurar que los platos se sirvan directamente, y en el momento. En definitiva; un espacio que nos puede trasladar al país del sol naciente.

Aperitivo consistente en una albóndiga de pescado.

Seguimos con una ensalada de mariscos con gamba, mejillón, navajas, y una salsa verde muy fina. Plato muy fresco, y armónico. Comenzamos a abrir nuestras papilas gustativas.

A continuación en forma de pirámide un trío de patata morada, seta nameko gelatinizada y algas kaiso. Bocado donde se produce la mayor transformación de ingredientes dentro del menú. Combinación de texturas y sabores, salado de las setas y algas, y dulce de la patata. Plato complejo con un elevado porcentaje de textura harinosa.

Ya estábamos esperando el tartar de atún con huevas de lumpo y huevo de codorniz. Al mezclarlo todo el huevo provoca que se facilite la ingesta. Sabores picantes y punzantes de poca duración para poder volver a saborear el atún en el siguiente bocado. Perfecta presentación e inmejorable producto. Cromatismo. Uno de los mejores que hemos degustado.

Se realiza una pequeña pausa y a cada uno de los comensales nos traen una tetera con un dobin mushi. Un caldo de corta cocción con marisco (mejillones, pulpitos), verdura (puerro), salsa de soja y unas gotas de lima. Resulta tremendamente nítido. De preparación inmediata a diferencia de nuestros caldos que suelen ganar con el reposo. Una verdadera delicia, sencilla en su concepto. Placer elemental.

Sin perder ritmo, se procede con un trío de sushi de: pez mantequilla con ajo macerado, anchoa con aguacate y huevas de pez volador, y toro con alga crujiente. Al degustar, la primera gran diferencia es el sabor y textura del arroz. Suelto en boca, pero compacto en la mano, a años luz de la mayoría de los restaurantes japoneses de la ciudad. Un itamae antes de comenzar a estar “frente a la tabla”, pasa aproximadamente dos años haciendo únicamente arroz. De los tres sushi, destacan el de anchoa y toro.

Siguiente, un sushi de ortiguilla rebozada. Un pequeño guiño a una cierta fusión japo-ibérica muy marina, donde Pedro libera cierta originalidad.

Se continúa con un maki con aguacate, anguila, calabaza japonesa, y yuba. El avocado se presenta rallado y formando una película con el arroz dándole un punto de color atractivo. Textura crujiente, y ligeramente gomosa por la yuba. Maki con textura de dim sum.
Paulatinamente nos estamos dado cuenta de la extraordinaria finura de todas las combinaciones. Se trata de sabores muy bien definidos, pero para nada contundentes, ni pesados. Esto facilita la continuación del menú a base de pequeños bocados.

Estamos disfrutando a muy alto nivel, casi esperando con lo siguiente con que nos pueda sorprender Pedro. Lo siguiente un rollito de carabinero acompañado de nabo rallado mezclado con un condimento ligeramente picante. Envoltorio crujiente, frescura, ligereza.

Comienzan a sobrar las palabras. Nos planteamos si estamos ante el mejor restaurante japonés clásico del foro. Y esta posición se reafirma cuando llega el dim sum de chanquetes con alga nori crujiente. Muy especial. Bocado que provoca un bucle gustativo, y del que se podría estar comiendo de forma ininterrumpida.
Se percibe una gran dosis de métrica, de utilizar las justas cantidades de cada uno de los ingredientes para llegar a composiciones armoniosas. Sobre todo en el refinamiento del arroz, el crujiente, la masa del dim sum.

Pedro denominando Soy a su restaurante quiere transmitir la cercanía constante a una cultura milenaria y a sus bases, así como la proximidad y honestidad de la propuesta hacia los clientes.

Repetiremos sin prisa, con paz, y abiertos a aprender más.

Os recomiendo mucho ver el post http://www.complicidadgastronomica.es/2012/11/soy-de-pedro-espina/

  1. #1

    Kintiman

    Como me encanta todo lo japones, su cultura, sus comics manga, sus tatuajes y por supuesto su comida.
    Todos los platos tienen una pinta brutal, con una botellita de champagne y de Madrid al cielo, jeje.

  2. #2

    Isaac Agüero

    en respuesta a Kintiman
    Ver mensaje de Kintiman

    Pues si te gusta lo japonés, y su cultura, Pedro Espina te encantaría. Su Sobriedad, respeto,...Te aviso si hacemos algo especial...

  3. #3

    Craticuli

    Siempre me ha llamado la atención este sitio desde que leí un articulo que le dedico Capel. Después de leer el tuyo me ha impresionado, fantástico, genial.
    Los platos parecen realmente interesantes. Lo único, el tartar ¿no tiene hueva es exceso?, a simple vista parece algo desproporcionado, y por otro lado el langostino aparenta estar algo seco, no se igual necesito graduarme la vista, jeje.
    Saludos.

  4. #4

    Isaac Agüero

    en respuesta a Craticuli
    Ver mensaje de Craticuli

    Lo del langostino para nada..el plato está recién hecho, y la salsa ligera realza los sabores de los mariscos. Personalmente el tartar también me encanto

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