Vale la pena el viaje
Y es que tengo unos cuantos quilómetros desde casa, pero un buen menú de garoinada en el Xadó y además con buena compañía hacen que el viaje valga mucho la pena. Comimos:
- Cuando llegamos nos sacaron unas aceitunas y unas tostaditas con paté de erizos, muy bueno.
- Una docena de erizos de mar: deliciosos y con mucha chicha este año. Acompañados, como es costumbre en la zona, de un buen bull negro (botifarra negra). El granjefe los cambió por unas anchoas con pan con tomate que tenían una pinta muy buena. Para beber el amigo Eduard trajo un Volnay 2008 de Régis Rossignol-Changarnier, muy rico.
- Albóndigas de ternera con alcachofas, calamarcitos y gambas: delicioso mar y montaña con un producto excelente. Hubo quien cambió el guiso por un arroz a la cazuela, que también probé y estaba buenísimo. De hecho Charly, el chef, siempre ha tenido mucha fama por sus arroces. Acompañamos el segundo plato con una chenin blanc 2007 de Frederic Mabileau que gustó mucho.
- Pijama: versión moderna del clásico pijama. Bolas de helado de vainilla crocanti, chocolate y fresa, flan con nata, trocitos de piña y una salsa que no recuerdo exactamente qué llevaba. Bien. Para acompañar el postre Eduard trajo un auslese del 2007 de Maximin Grunhaus, una pasada de vino, brutal. Para beber y beber y beber.
Panes de 3 tipos diferentes (chapata, cereales y baguet), muy buenos.
Agradecer que hubo quien hizo cambios en el menú sin que nos cobraran ningún recargo ni nos pusieran ningún tipo de pega. El servicio muy amable en todo momento, siempre con una sonrisa en la boca.
Respecto al servicio del vino, copas normales pero nos las fueron cambiando para cada vino. Cubitera para enfriar el cava y el vino cuando hizo falta.
En fin, que repetiremos el año que viene, seguro.