Il Santo Bevitore se encuentra en el bario de Oltrano (Florencia), al otro lado del río Arno. Es uno de los Bib Gourmand de Florencia y está situado en unas antiguas caballerizas.
Local amplio, decoración clásica, buena separación de mesas. Siempre está lleno y hace varios turnos, por lo que no es raro tener que esperar a pesar de tener reserva. Ambiente bullicioso, mezcla entre florentinos y turistas.
La carta es corta y parece que cambia a menudo, con sugerencias diarias.
Tomamos Bue marinato, una especie de carpaccio de buey, cortado bastante más grueso de lo que suele hacerse en España, que nos gustó mucho.
Continuamos con un excelente Risotto mantecato de setas que tenía ese punto tan difícil de conseguir que tienen los auténticos risottos, hechos con tiempo y paciencia.
Como principales tomamos una pasta: Taggliata di groppa, rica, y Reale de pollo, que fue lo más flojo de la noche.
El servicio, amable y, aunque el ritmo fue lento, tampoco resulta extraño ya que Florencia es una de las cunas (o la cuna) del movimiento Slow Food.
Además, se notaba que todos los platos estaban hechos al momento, nada de recalentados ni platos a medio hacer a los que se da un último toque de calor antes de salir a la mesa.
Aunque no tiene reservas online, hicimos nuestra reserva enviándoles un correo electrónico. Tardaron bastantes días en contestarnos pero al final obtuvimos nuestra mesa.
Como único pero, algo que se repitió en algunos otros locales durante nuestra visita a Florencia: permitían la entrada a vendedores ambulantes de rosas. En un restaurante medianamente serio (que culinariamente lo es) no nos parece conveniente.
Por lo demás, recomendable.
Con una botella de agua, un café espresso y una copa de vino, 70 E.
Al otro lado del río, en una zona mucho menos atestada de manadas de turistas, está este Bib Gourmand de la Michelin. Fuimos a la hora de comer (ahí no se cobra el "coperto") y disfrutamos de los platos del día con una buena cerveza. Local amplio, con mesas de madera bien separadas y velitas por la noche. Ambiente y servicio de mesa bastante desenfadado, de los que te hacen estar a gusto. Buena cocina y a buenos precios, de los que invitan a volver. Recomendable.
A nuestra llegada a Florencia nos dirigimos, a una hora imprudente para tratarse de Italia, (22:45) a esta atestada enoteca-restaurante. Le rogamos a uno de los empleados del Hotel que confirme mesa y acudimos puntuales. Local un tanto oscuro, moderno, ambiente joven y desenfadado. Correcta separacion entre mesas, si bien las sillas son un tanto incomodas. Copas y servicio correcto. Tomamos de entrante un plato de quesos variados, entre ellos un espectacular pecorino stagliato trufado, un plato de prosciuto y salami, solo correcto y verduras en vinagreta, aceptables. Para beber, un notabilisimo Uccelliera Rosso di Montalcino 2005 (dos botellas, a 26 euros la unidad), aroma delicioso, perfectamente integradas fruta y madera, especiado y largo. Por cierto, en toda Florencia hay buenas cartas de vinos, pero no servicio. La botella al medio y prou. Platos principales, dos steak tartare muy ricos, un carpaccio con verduras flojito y un pescado envuelto en hojas de col flojo, que nos supo a congelado. De postre Vin Santo con rossegons. Todo por 157 euros. Puede parecer caro, pero pensad que aqui se paga "el coperto" (una media de 2 euros pax) e impuestos (más del 15% de la cuenta). Ah! Se les olvido cobrar una botella, pero como somos buenos chicos se lo recordamos.