Siendo un admirador del Bulli y por lo tanto de Raurich, debo decir que me esperaba mas de este restaurante. Elegí el gran menú degustación, compuesto por doce platos, en su mayoria japoneses, alguno hubo de fusion japo-mediterranea. Todos ellos era muy buenos, y dificultosos. Fue un placer poder conversar con Albert.
Y por ultimo subrallar su elevado precio, ya que todavía no ostentan estrella Michellin.
P.D.: Me hizo gracia, que uno mismo se acaba haciendo el sushi.... Te dan los ingredientes, y te lo montan como un juego.
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