Pequeño restaurante en Hospitalet

Sin llegar a las 10 mesas,y casi todas ellas pequeñísimas, este restaurante muy bien decorado y con ambientación claramente relacionada con la viticultura, nos ofrece una amplia gama de vinos, en todas sus dimensiones. El local por sus dimensiones es algo ruidoso, pero soportable.
Está regentado por un matrimonio, el es sumiller y ella la cocinera, la carta es equilibrada y variada, basada en llescas de pan con todo tipo de quesos y embutidos, y carnes a la brasa, además de ensaldas. Los precios correctos sin pasarse, en cuanto a vinos tienen muchas referencias fuera de carta, y casi te abren cualquier vino por copas, ya que tienen dispensadores con nitrógeno para ello.
Se hacen cursos de maridaje, cata, etc.
La comida no estaba muy trabajada, digamos que era de elaboración bastante simple, eso si la materia prima era de calidad, digamos que el resultado final era correcto. En cuanto a los vinos, dejando de lado algún descuido (servirnos un Tokaji sin mostrarnos la botella), el servicio, copas, temperatura, sugerencias, etc. ha sido bueno.
Este lugar es recomendable para ir con algunos amigos (no muchos, ya que el local no da para mas), y comer algo de jamón y queso, y probar vinos por copas.
El precio con dos entrantes, dos secretos ibéricos (uno con salsa café de parís, y otro con birutas de foie), y postres caseros(que tampoco eran nada del otro mundo) y tres copas de vino cada uno (entre ellas un Tokaji de 5 putonyos a 4,5 euros la copa), dió un total de casi 80 euros.

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