Almuerzo para cuatro comensales en un luminoso salón de la planta superior al que se accede atravesando el precioso hotel rural. Mesas bien vestidas y bastante separadas entre sí. Menaje correcto.
Comenzamos compartiendo media torta del Casar con pimentón (apuesta segura) y rin-ran (ensalada de tomate, pimiento rojo y cebolla aliñada con pimentón, aceite de oliva y sal).
Como platos principales, cochinillo asado con lechuga y cebolla (dos buenas raciones muy bien asadas con su perfecta piel crujiente), bacalao confitado con pisto y secreto de cerdo ibérico. Todo rico.
Buenos postres: hojaldre de manzana caramelizada, tarta de chocolate blanco y tarta de galletas y chocolate.
Para beber, Paiva Crianza 2016 (16 €, ¡6 € en tienda!), tempranillo de la Ribera del Guadiana con diez meses de barrica.
Buen servicio.