gran parte de lo comentado por GM. De hecho fui a los 2 restaurantes de Estocolmo de los que había colado crítica fiado de su buen criterio y no me defraudó. Este está situado en la zona "guapa" de la ciudad, y estaba hasta los topes de genete a la que le gusta ver y dejarse ver. Resulta un poco en exceso ruidoso porque está hasta los topes y además el comedor es rectangular y hace de caja de resonancia. Nos pusieron en un reservado al final del mismo.
Dicho lo anterior la decoración es rompedora y los camareros son acorde con el local: jóvenes y de punta en blanco. Si embargo eso no quiere decir poca profesionalidad, lo hacen bien y van rápido.
Carta corta, como todas, con entrantes a base de sopa de langosta a media o ración entera, ensalada o huevas de salmón. Todo bien presentado y rico.
de segundos entrecot, carne a la bourguinon y de pesacados uno parecido al salmón del que no recuerdo el nombre, boullabaise, bacalao fresco. Buenas raciones y acertada elaboración.
Sólo 2 postres a elegir: creme brulèe (a todos nos pareció crema catalana) o helado de vainilla con merengue y chocolate caliente(contundente).
Buen surtido de panes para la sempiterna mantequilla.
Menaje bien ¡por fin mantel y servilleta de tela!.
Carta de vinos muy extensa a precios prohibitivos, copas sólo aceptables.
Lo más flojo los servicios, ya que comparten uso con los 2 pubs del local y la aglomeración provoca colas y algún defecto de limpieza. Bajo la nota por este motivo.
En resumen, buena comida, glamuroso y un poco demasiado ruido.
Con este postre ya puede hacer frío...
Caviar de salmón
Bonito sí que lo es
Restaurante que data del S.XIX ubicado en el centro de Estocolmo, en una zona con mucho ambiente.
Decoración un tanto inverosímil que auna clasicismo y diseño sueco. El local mantiene suelo y techo originales (o casi). El suelo es de madera y el techo de cristal mate con tubillos de cobre ensamblados formando rombos. En las paredes (que combinan madera, alicatado blanco y pintura azul claro opaco) hay exposiciones fotográficas. Iluminación a base de unas lámparas de audaz diseño. Las mesas excesivamente juntas, defecto o característica común en Suecia.
Da cabida a un gran número de comensales de todo tipo y edad, y resulta animado y fashion.
Cocina sueca tradicional con toques innovadores, especializada en pescados.
La carta consistía en una hoja tamaño doble folio coloreado en rosa y diseño rompedor por una cara y en la otra recogía la carta en sí, con la fecha del día de autos. Te la puedes llevar luego.
Tomamos de entrantes "Carpaccio de remolacha con crema de queso y nueces tostadas" (originalísimo) y "Vieiras fritas con jarabe de Oporto, puré de ceps y crujiente de nueces" (delicioso).
De segundos, "Salmón frío marinado ligeramente salado con patatas a la crema de eneldo" (soberbio) y "Halibut a la plancha con Cangrejos de río y Cantharellus" (jamás pensé que se podría elaborar tan bien el fletán).
Cada uno de los postres, que mantenían el nivel, llevaba aparejado una sugerencia de vino dulce, distinto en cada ocasión.
La carta de vinos, carísimos, está presentada también en simples folios y es realmente extensa. Baste decir que conté hasta 15 referencias españolas en tintos y 31 en blancos. Mejorable el servicio del mismo.
En cuanto al servicio en general, realmente saben lo que hacen. Muy serio y cuajado. Manejan el pescado con soltura y profesionalidad. No hay más que observar a los camareros presentar un plato, desespinar una pieza...
Muy recomendable para los amantes del pescado.
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