Ni siquiera imaginas Ramico, con la clientela que nos tenemos que enfrentar cada día. Muchos "grandes expertos en vinos", demasiados "gourmets", "gente refinada" y snobs de toda índole. A veces echo de menos contar con una web que contemple las opiniones que los empresarios tienen o tenemos de los clientes. El desconocimiento de lo más elemental es tremendo, solo equiparable al del personal que tenemos la oportunidad de contratar. La decadencia de nuestra sociedad y de nuestros negocios es terrible. A veces para conseguir a alguien medianamente presentable que sepa transvasar el vino de la botella a la copa sin salpicar al personal nos las vemos y deseamos, pero lo que más me sorprende es que a casi nadie le importa. Es desesperante. El otro día sin ir más lejos, le doy una botella de vino a un tipo que había venido a hacer una prueba, le explico someramente lo que tenía que decir a los comensales, el buen hombre llega a la mesa, no suelta ni palabra y les llena la copa hasta los topes a los dos incrédulos comensales. De una botella sacó dos copas, cuando debía de obtener siete. Se lo dije, y se quedó perplejo, pues él pensaba que se tenían que llenar las copas, "si no para que son tan grandes". Bueno pues con eso me tropiezo cada día. Conseguir que hablen español y que entiendan el idioma común ya es un reto a menudo insalvable. Mientras tanto el cliente, el apreciado y casi siempre desaparecido cliente, exige el más exquisito servicio, pero pagando la cuarta parte que hace tres años. Eso sí, con soberbia, con malos modales y toda la mala leche del mundo. Un oficio que hace unos años era una verdadera delicia, se ha convertido en una puta mierda. Donde el hacer las cosas bien no sirve de nada, cuando antes era garantía de éxito. Un poco de humildad no nos vendría mal a todos, y algo de serenidad, tranquilidad y auto-crítica cuando vamos a un local por primera vez, no estaría de más.
Evidentemente tampoco hablo de esta crítica en concreto, pues además nuestro local es uno de los que no se puede quejar, pues los "críticos" de verema casi siempre han sido generosos con nosotros.
Felices vinos amigos y sobre todo, un poco de sentido lúdico. ;-)
Juan Ferrer
Enópata
Posdata: Quiero hacer constar expresamente que a la sumiller que me refería en mi anterior intervención no era Elia Ochando, que injustificadamente se ha dado por aludida en mi comentario. Ella es una gran profesional que sirve el vino como los propios ángeles.