Lugar que al incio de su andadura era punto de referencia dentro de la propia avenida de Neptuno donde la competencia es feroz por tratarse de fila de apareados de restaurantes, todos con las mismas vista y la misma playa el mismo planteamiento gastronómico de entradas playeras: clochinas, chipirones.. y luego un arroz a elegir.
En los últimos años han caido muchos vecinos por la mala calidad y elevados precios. Este local ha aguantado a pesar de estar antes en la misma línea. Ahora parece haber cambiado para bien.
No cambian mucho ni los cubiertos ni las copas pero sí el servicio. Con zona de la terraza llena y repitiendo alguna mesa, el servicio fué rápido, eficiente, con buen cambio de copas y platos, buenas recomendaciones de la carta de platos con algunas faltas (de temporada) en la que destaca la variedad de arroces y la posibilidad de finalizarlos en seco, meloso y caldoso (solo el de verduras a de encargarse), los de más para un mínimo de 2 se pueden pedir en el momento. La carta de vinos muy clásica pero más que suficiente; buena presencia de blancos propia de sitios como éste en la playa. En la sala, Victor andaba pendiente de todo, tomando nota y con interés por el resultado final.
Iniciamos con dos vinos de la casa la espera de completar la mesa de cuatro. Un buen pan tipo panecillo hecho de horno y no de pan precocinado. Un buen aceite de oliva virgen para una buena ensalada con los elementos agrupados por separado con lechuga, cebolla,tomate, rábanos, atun y aceitunas, Dos raciones de puntillas abundantes y bien rebozadas, una de clochinas hechas al vapor correctas. Racion de pescaditos con presencia de boquerones y salmonetes fundamentalmente poco rebozados y muy crujientes y sabrosos. Tamaño de raciones buenas.
De segundos uno optó por sepia de playa, buena, con guarnición. Los otros tres optamos por arroz y al final acordamos que fuera de marisco ya que el arroz del senyoret nos lleva a las típicas gambas descongeladas de paquete de gran superficie. En este caso el arroz en paella grande y al centro de la mesa con una capa mínima de arroz que hacía que el poco exceso de aceite se notara, pero el arroz estaba en su punto, entero y bien cocido con sus trocitos de calamar y gamba pelada, pero sobre todo con 6 cigalas de buen tamaño (de las que cuestan masticar las pinzas) y tres gambas rayadas de tamaño medio y buen sabor. La ración fue más que suficiente.
De postre dos raciones de fruta cortada y bien presentada con un poco de melon, sandia, kiwi, cerezas y piña todo la fruta madura.
De vino optamos por Quinta Apolonia 2011 un buen verdejo de Belondrade (20€). Dos de agua grandes. tres cafés muy correctos.
La sensación final es que sin ser barato el sitio, habíamos acertado en el local de los muchos que había, al menos por el arroz y su materia prima.