Una barra agradable.

Al igual que el compañero del anterior comentario, temo que esta reseña debiera figurar en el apartado 'De tapas', pero como quiera que ya se ha hablado de la barra de tapeo de Casa Manolo en esta sección aportaré aquí mi impresión personal.
La verdad es que la decoración, el mobiliario y la atención son muy buenas. Para mí gusto sería mejor reducir un poco la intensidad de la luz. Parece un quirófano. Un poco más de oscuridad ayudaría a hacer este espacio más acogedor.

Pedimos varias tapas:
- Primero nos traen un aperitivo como detalle: una crema de queso con salmón.
- El pan con tomate está muy bueno. Le ponen un poco de albahaca que lo hace especial.
- Jamón Joselito. No dudo que lo fuera, pero he comido jamón de Guijuelo, e incluso de Teruel, mucho mejor que este. No encontré ese sabor a tierra húmeda propio del buen jamón ibérico de bellota. Ni la grasa amarillenta infiltrada... En fin. Muuuuy decepcionante, sobre todo si pagas 18 euros por una ración de 100 gramos.
- Kebab. Rico. Poco tiene que beber con los kebabs que comemos por ahí. El sabor de este era mucho más suave. Como curiosidad, está envuelto en un papel tipo plata comestible.
- Pizza de presa ibérica con humo de orégano. Curioso lo del humo de orégano, que se hace muy presente. En cambio, no combina muy bien con la carne de presa ibérica. Quizá con una bresaola o cualquier otro ingrediente principal haría mejor papel.
- Bambú de diosas. Empanadillas de espinacas y camarones al vapor estilo Dim-Sum. Buenas.
- En la barra exponen diferentes ingredientes para que cada uno confeccione el montadito que se le antoje. No hay mucha variedad, pero lo poco que hay es excelente: pimientos del piquillo, berenjena a la brasa, pimientos a la brasa, anchoas San filippo, salmón ahumado, queso ricotta... Nosotros pedimos uno de anchoas con pimientos asados, y otro de salmón con queso ricotta. Ambos excelentes. A 2,5€ cada uno. Nos invitaron a otros dos montaditos de berenjena con queso y huevas. Buenos también. Sería genial que ampliaran la variedad de ingredientes.

Para beber (por cierto, una carta de vinos excelente), el hijo de Manolo, Manolín, nos aconsejó un blanco alemán de Diel. Ya lo habíamos bebido anteriormente, pero no nos importó repetir. Buen servicio de vino con copas Riedl.

No pedimos postre, ya que nos lo tomamos un helado en una horchatería cercana.
Mi impresión es que intentan ser creativos, originales, pero destacan sobre todo cuando presentan el producto tal cual, con un mínimo tratamiento. Pero sólo es mi opinión personal...
En cualquier caso, buena cena, buen trato, buen ambiente. Para repetir.

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