Excelente restaurante que en los pocos meses de andadura ha demostrado marcar un nivel muy por encima de la media de la zona. De entrada llama la atención la sencilla, pero cuidada decoración que te hace sentirte en un ambiente francamente acogedor. En cuanto a la comida, recetas tradicionales realizadas con el mejor producto coexisten con platos innovadores de la tradición resueltos con acertada técnica. De lo que probamos, magnífico foie realizado en el propio restaurante, un sabroso revuelto de huevas de oricio y una impresionante cazuela de almejas con gambas en salsa de albariño. Increible bacalao pil-pil, que parecía imposible que no estuviera hecho en el propio Bilbao, y un fresquísimo rape en caldeirada. Los postres mantienen el nivel (espectacular la torrija caramelizada con leche de coco). Pero lo que hace subir aún más el nivel es la increible carta de vinos (más de 200 referencias activas) con un excelente sevicio en mesa y por encima de todo, el cercano y profesional trato que ofrecen al cliente, con Alonso Martínez, su propietario, a la cabeza. Había leído algo sobre este restaurante en algún blog gallego de gastronomía y decidí visitarlo. Sin duda volveré en las próximas vacaciones, convencido de que el futuro sólo puede hacer mejorar este restaurante.